domingo, 26 de diciembre de 2010

Luciano Pavarotti and Placido Domingo - O Holy Night / Cantique De Noel





Volvemos al año que viene



Un regreso tal vez definitivo





Humedad de un calendario caducado,
humedad fruto del descuido o una prolongada ausencia,
agravan las circunstancias de un clima propicio al deterioro.
(¿Volviste después de años en que erraste fuera de esa tierra y abriste el armario para encontrarte la humedad fermentada en el apogeo que le ha propiciado tu ausencia?)
¿O es qué has vivido siempre en la desidia de tu propio olvido, sin vaciar nunca los estantes que te rodean, dejándolos librados a sí mismos, resignado a ese aire cargado que está en el ambiente, al vaho que empapa las ventanas y resbala por los vidrios, condensado en las gotas del estado líquido recuperado gracias a tu indiferencia mal ventilada?)
Resignado te dices que esta humedad de adentro,
esta emanación del propio interior de tu hogar de antaño,
tal vez no sea más que la adaptación estratégica de ese estado general que lo empapa todo,
la triste alegoría de tu entorno.

Por eso te propongo:
cierra el armario
a cal y canto
y emprende el retorno a la terca sequedad de tu presente.

Es inútil combatir esa humedad del pasado
—te repites a modo de consuelo—
más vale resignarse al lento descomponer que sugieren el dibujo arbitrario de sus huellas,
aceptar la irreversible podredumbre que destruye,
no por usura ni por desgaste,
sino por ese impregnar progresivo del que sola ella tiene el secreto.

No sólo roe las paredes desde sus entrañas
empapa las maderas
sino la voluntad
y el empeño con que habías decidido regresar a tu país
a renovar el contrato de tu juventud.

Debías desterrarla
sacarla (¿secarla?) de raíz de tu pasado.

Duro,
inútil ha sido el combate,
te dijiste antes de iniciar el regreso,
tal vez,
definitivo
al clima seco de tu presente.




Fernando Ainsa


sábado, 25 de diciembre de 2010

Si te topas con la gotera





No es lo mismo la humedad que una gotera, aunque ésta pueda ser su causa.
La gotera es perentoria y directa
se la localiza y se la combate en su propio territorio
el punto donde se origina.
Si te topas con ella,
en su caer sobre la olla o la palangana a sus pies,
en el tintineo metálico inicial o en el chapoteo de su estado líquido consiguiente, denuncia su origen
—la teja quebrada, la grieta del techo, la chapa oxidada, la rajadura del muro—
y marca su presencia con sonidos que pueden medirse en el tiempo.
Ritmo del gotear
intervalos y aceleraciones,
sugieren la respuesta con que debes enfrentarla.

No la dejes prosperar,
la gotera provoca grietas,
insidia que también desgasta el alma.



Fernando Ainsa


viernes, 24 de diciembre de 2010

Espacios de sombra y oquedad





La cocina es su espacio favorito,
gracias a los pasajes de tuberías, grifos y desagües,
aunque también se condensa sobre ollas y perolas humeantes,
es decir sobre la propia vida que la explica.

En la grasa depositada en las paredes,
la humedad se adapta, busca los intersticios de la fregadera,
las juntas de las baldosas ennegrecidas primero
y luego cubiertas por ese oscuro verdín
coexiste en tenue promiscuidad con el blanco seboso y amarillento de la cerámica que nadie limpia con la energía suficiente para erradicarla por unas horas,
el tiempo suficiente del resuello con que se recobra,
se encrespa y salta de nuevo para hundir los garfios de la mugre en
cacerolas y sartenes,
en los platos sucios olvidados sobre la mesa, en esos cubiertos pegajosos que ella,
la esposa ausente,
—siempre minuciosa—
diría mal lavados.

Debajo de la pileta
—como la llaman por estas latitudes—
nadie se preocupa por su existencia.
El sifón de plomo,
las viejas soldaduras,
el bajo oculto de la fregadera
exudan humedad en la libertad que da la oscuridad.

Cómo no es visible y es en apariencia su reino
—el de la sombra y la oquedad,
el encierro agobiado y el rincón inaccesible—
no se vislumbra ni se la tiene en cuenta.

En el ecosistema de la cocina
—según los técnicos ambientales—
está su reserva y la fauna protegida;
aquí las especies amenazadas:
gusanillos de plata escurridizos
ágiles cucarachas huyen de la luz si abres la puerta
invisibles bacterias de la suciedad,
gérmenes del agua filtrada
ácaros del moho,
insectos de especies revitalizadas
han hecho de la desvencijada ciudad su nuevo reino,
aquel cuya orilla dejaste atrás un día.



Fernando Ainsa


jueves, 23 de diciembre de 2010

La memoria de un torrente desbordado




Otras veces la humedad es lo que queda,
un resto,
la memoria de un temporal o un torrente desbordado,
la resaca barrosa y pertinaz de una crecida,
los recuerdos que impregnan muros marcados por graffitis de un cielo
[desmoronado.
Pasó el temporal, se saca o seca el barro,
más bajo la superficie asoleada
engañosa y disfrazada la humedad persiste.
En realidad siempre estuvo
allí
tenaz
agazapada.



Fernando Ainsa


miércoles, 22 de diciembre de 2010

Su íntima humedad evocada




De su íntima humedad tuve la llave
con que al cabo del empeño descifré el secreto
que desde entonces mantengo bien guardado.

No es hablar del clima húmedo pretexto
para develar hoy el desgaste de los años
invertido en humores, flujos, secreciones
y el sudor con que siempre culminaba la tarea.

Aunque su ausencia muerde los flancos de la nostalgia
y tantos recuerdos nos trae la distancia,
la discreción obliga a que su sola humedad evocada
en este memorial del clima lejano
debiera ser la de las lágrimas con que me despidió.


Fernando Ainsa


martes, 21 de diciembre de 2010

Tiempo inestable




Se trata ahora de hablar del tiempo, sometido al clima,
hacerlo con ese margen que otorga la irregularidad
de la zona templada húmeda de la que es característica,
tibieza que no es blandura,
aunque la erosión del alma sea cierta.

“Tiempo inestable”, se repite en esas tierras
un modo de evacuar definiciones que puedan parecer tajantes,
aunque siempre parezcan adecuadas,
tan necesitados estamos de ellas.



Fernando Ainsa


lunes, 20 de diciembre de 2010

Estados de atmósfera





Aunque suele decirse tiempo por clima
debes recordar que tiempo corresponde al instante
(el tiempo se hace: “hace mal o buen tiempo”)
confusión que más allá de su variación en grados de humedad,
fija las constantes del paso de las horas.

El tiempo
(cambiante siempre, ya lo sabes)
ciclos anuales,
repetición sin regularidad
con que se lo identifica
y fracciona tu vida
para el recuerdo:
“Sí, hace mucho tiempo”.

Estado de la atmósfera en un momento determinado,
eso es el otro tiempo.
Más en el clima hay tendencia,
estado permanente en el que una zona se reconoce.
De la atmósfera solo recoge el mensaje
confusas señales con que el cielo se disfraza.

Si climas hay muchos
del clima húmedo quisiera hoy hablaros,
por aquella persistencia con que lo viviera hace muchos años.

Bocanadas de la memoria revividas apenas aterrizamos en el recuerdo.



Fernando Ainsa


domingo, 19 de diciembre de 2010

Semana de Fernando Ainsa




BAJAS





BAJAS. Rodeas mi ombligo,
reclamas la lluvia que te nombra,
que me hace fuente tuya.
Sigues. Deslizas cometas, me elevas,
te acoplas a mi sexo,
luna al dictado de mis mareas,
ciega luz que me palpa.

Y una boca devora mi alma,
habita en tu vientre,
apéndice fiel de ti,
vacía ya de todo lo que fui
en otro tiempo.



Pura Salceda


sábado, 18 de diciembre de 2010

TORMENTO





te miro desde abajo
desde los besos domados
desde el alma altiva y desnuda
que grita
que calla
este tormento que quema
que aprieta
que atrapa
ese pronombre que adoro en mi boca entreabierta,
buscándote.



Pura Salceda


viernes, 17 de diciembre de 2010

NO TE DESPIERTES AÚN





No te despiertes aún, mi bien,
que la noche es muy corta en Ogigia.
Sueña todavía con mi nombre
con mi aroma de ninfa cautiva entre tus manos.

Recuérdame cómo era yo entonces,
cuando te rescaté de tus naufragios
y lamía todas tus heridas cada tarde.

Olvídate de los mares que te llaman,
no encontrarás quien mejor te adore
como yo lo he hecho,
desvía tu mirada del horizonte
y piérdete en mi sexo para retomar el camino.

Sólo tu dulce Calypso será la alfombra
por la que pasees tus pies, mi paraíso.
No mires las horas
ni los años
no te despiertes aún a la partida,
deja que me engañe de nuevo,
que crea que esto nuestro va a durar
un día más
sin que te vayas.




Pura Salceda


jueves, 16 de diciembre de 2010

DÓNDE...




¿DÓNDE está el corazón de los hombres fugitivos?
Sólo se siente la danza de los pasos,
el rumor de sus bocas vacías
el revuelo de sus manos ausentes.
¿Dónde murieron los sueños irremediables?
¿Dónde se enterraron los cantos azules de sirena?
¿Dónde huyó el deseo perro
que se arrastraba hasta los pies de la palabra? Dime dónde.
Un eco de espuma descubre una ola
que deshoja crisantemos en este mar de hojalata.
¿Dónde quedó ya la ternura regalada?
¿Quién escribió hoy el último verso en la nalga dormida?
¿Quién de todos ellos mantendrá la llama de un beso
en el párpado gris de la luna?



Pura Salceda


miércoles, 15 de diciembre de 2010

MÍO





píntame con trazos gruesos
como cuando mis labios te besan,
te abarcan,
te tienen dentro

píntame desde ese paraíso de futuros inciertos
donde te imagino mío
arrodillada para ti,
sólo para tus manos

píntame sin tinta ni papel
en imágenes recortadas en el aire
dunas en playas de nadie,
olas de ningún mar.


Pura Salceda


martes, 14 de diciembre de 2010

NO TE MUEVAS




Mírame.
No te muevas.
Así,
que te vea bien.
Ahora,
arrodilla tu boca
hasta pronunciar mi nombre.
Olvida quien fuiste.
A partir de hoy,
debes saber
que sólo existes en mis ojos.



Pura Salceda


lunes, 13 de diciembre de 2010

VEN, QUE TE COMA EL CORAZÓN




Ven que te coma el corazón,
manzana sin paraísos,
ven que te lleve dulcemente
a las entrañas de esta noche habitada.

Déjame que me sumerja
en los besos espinosos de tu boca
en esta hora húmeda en la que mi cuerpo
te reclama dios.

Hoy, si tú quieres,
voy a ser todas las cosas
que nunca nos prometimos,
que nunca nos negamos,
las que siempre supimos.


Pura Salceda


domingo, 12 de diciembre de 2010

Semana de Pura Salceda



La guerra son los labios




La guerra son los labios
y su gusto a dolor,
la nave fracasada
que se bate en escollos,
la palabra ad inferos
que muerde el corazón
con dientes y arrecifes
desgarrando oraciones
como una suplicante
que no sabe del mar
ni de sus vendavales,
estrépito y cadáveres
de Escilas y Caribdis
para la travesía,
no seré yo tesoro
pues botín es el otro,
quien miente en la aventura
y regresa vacío,
la vida a toda vela,
los ecos a su espalda,
ladridos que no cesan.


Juan Antonio Tello Casao


sábado, 11 de diciembre de 2010

Cierra los ojos




Cierra los ojos
y que te cubra el sueño con su hojarasca,
el desgarro del tiempo y sus palabras,
no es destino ser yo sino aquel de nosotros
al que ya liberó Calipso con su abrazo,
calzado de indecible para roca y escollo
donde muchos murieron, y en otros sobreviven,
cuerpo atado a naufragio, mirada a tempestad.




Juan Antonio Tello Casao


viernes, 10 de diciembre de 2010

Amamanto bestias de bocas oscuras y otro





Amamanto bestias de bocas oscuras
y lenguas que susurran secretos al tiempo,
soy ladrón de instantes, olor de la hoguera,
ascua de silencio, huracán de andrajos.

****************




La mujer toma el sol, una mujer
en la playa atestada, ajena a su naturaleza
por unos instantes, en los que divisa el mar.

Hay dificultades, numerosos problemas,
para clavar el palo de la sombrilla en la arena,
entre tanta pierna y tanto vacío.





Juan Antonio Tello Casao


jueves, 9 de diciembre de 2010

El paseo hacia el muelle




El paseo hacia el muelle
sosiega el pálpito de las horas,
la brisa mueve nuestro pelo
mientras sujetamos la barandilla gris
para inclinarnos sobre los plásticos
que flotan sobre el Garona.
Los vemos pasar, testigos de los días,
y tú desvías la mirada hacia el Atlántico
que nunca atravesamos.




Juan Antonio Tello Casao


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Yo es otro




Quant au monde, quand tu sortiras, que sera-t-il devenu?

En tout cas, rien des apparences actuelles.



Yo es otro,
cuervos rojos
se dispersan y reúnen
en los versos de Rimbaud
y se abaten sobre mí
con sus picos de hueso.

Flores árticas
(no existieron)
en esta fiesta de invierno
donde crecen,
en la danza de mis ojos,
en el baile y el cortejo,
en la obra que devora
de umbrales los vientos fríos.



(De "Umbrales de Rimbaud", inédito).



Juan Antonio Tello Casao


martes, 7 de diciembre de 2010

Las palabras





Las palabras
sin fondo,
las palabras
que caen
en las aguas muertas
con un sonido hueco,
se abren en círculos
y mueren en los márgenes
de la nada
donde esperan las lenguas
para lamer el vacío
con su baba.



Juan Antonio Tello Casao


lunes, 6 de diciembre de 2010

Dónde comienzas





Dónde comienzas,
te preguntas a mí,
los tacones de Rimbaud
son huracán.

Y por qué has vuelto
tras la ruina,
me pregunto a ti,
terco, ebriedad
en estela submarina.



Juan Antonio Tello Casao


domingo, 5 de diciembre de 2010

Semana de Juan Antonio Tello Casao




Acaso el fragor de la carne...





Acaso el fragor de la carne
no sea más que la más excelsa
celebración de la finitud.
Recuerdo el amor en la vertiente
de una manilla metálica, sucia y grasienta,
por tantas manos, de tantas manos,
algunas manos severas y ceñudas
como las miradas de los proscritos.
Recuerdo el amor en la secuencia mágica
de líneas, chorros de luz creyendo
en la elevación de un manantial.
Recuerdo tocar el clavicémbalo de una puerta
y abrirse una sinfonía de olores,
oír una voz justa de causas previsibles,
que anula el aturdimiento del metro,
que ahoga el acetileno de la lluvia en los paraguas.
Recuerdo creer en ti y creer en el ojo de una rata,
husmeando el fracaso, husmeando soberbia
el latigazo de la luz soportando el túnel.
El amor prefiere el mar o la marejada de la huida.
Acaso una teoría del amor
no sea más sincera
que una colilla, humeante y sórdida, sobre la acera.




Benito Muñoz Montes


sábado, 4 de diciembre de 2010

Si la noche nos envolviera





Si la noche nos envolviera
de pronto
con la túnica de su única evidencia,
soltarías el periódico, amor,
mirarías de repente frente a frente,
entre el ridículo del susto,
el gusto de ofrecer tu caridad,
la complacencia de no ser descubierta.
Goterones de esta noche
embadurnan groseramente
el cristal que apenas nada
pintaba líneas de colores,
palabras fugaces, la incertidumbre
de no saber qué se muere, amor.
Pero por qué te digo amor
si no sé quién eres, si no eres más
que las hojas de un papel magullado
que me advierte
que si la noche estallara su furia
contra el cristal, moriríamos solos,
absolutamente solos.



Benito Muñoz Montes


viernes, 3 de diciembre de 2010

Apenas enero...





Apenas enero puede arrastrar
con parsimonia la cadena de los días,
que mueve el pudor y prematuro,
llegan orquestadas las florestas del luto.
Me dijeron que era indecible
la catástrofe de las cosas.
Pero sabe guardar el viento, como un espejo,
la voz del muerto, el imago de la memoria.




Benito Muñoz Montes


jueves, 2 de diciembre de 2010

Los bordes de las cosas





Los bordes de las cosas,
los filos lujuriosos,
las pestañas que acarician
hasta la extenuación.
Comparto el traqueteo de este vagón
de inmundicia, contemplo
la sensualidad sediciosa de la niña
que avena la luz entrecortada.
Sus párpados, las cosas
que impiden la conciencia,
la conciencia de las cosas,
el hilo caído al pozo de la razón.



Benito Muñoz Montes


miércoles, 1 de diciembre de 2010

El fiasco y la traición se suman...





El fiasco y la traición se suman
impunemente. Una suave lluvia
puede caer desde el espacio
inadvertido, remozar
la madera, orear la calle,
el campo, el azul desasido.
Acaba de nacer un tiempo
sin orillas, sin los flecos filosos
que hieren sin pudor la carne
recién abastecida. Luce la luz
dulce en el reposo de las cosas.
Pero impunes el fiasco y la traición
amañan la perspectiva vidriosa,
agitan la pátina agria, arrecian
la penumbra en el sopor de las cosas.



Benito Muñoz Montes


martes, 30 de noviembre de 2010

El polvo cumple la función...




El polvo cumple la función
suicida de las cosas. Un polvo sucio
no es más que un polvo viejo, polvo
caído del lomo de los gatos, de un viejo
doméstico centenario.
Un polvo sucio también es un polvo bello,
danza en la armonía de la luz, danza
su muesca macabra.
Entonces se llora por el aire que falta,
por la espada de la luz, por las alas del polvo
en la sala aséptica de la vida.
Lava la sal sin carne y llora el polvo,
demasiado tarde para arder
en la filigrana de un fuego fatuo.
El polvo teje su tela de encaje en la memoria.
El niño hace sombras,
juega con la araña del día, juega la noche
con el insomnio del niño, en la greca gris
de un tablero limpio.
Ya encarna la luz la piel,
vuelve a mecer el polvo de las cosas,
el polvo que se posa, la corteza
pura de la cosa.



Benito Muñoz Montes


lunes, 29 de noviembre de 2010

Nace la tarde




Nace la tarde
de la tristeza de las cosas,
despliega el polvo su ala ancha
para elevarse al cielo,
levanta la fe, la esperanza,
deja al hombre
desnudo
en la cuenca de una nuez.
Nace la tarde
en el cuneo amable
del tibio labio de la muerte.



Benito Muñoz Montes


domingo, 28 de noviembre de 2010

Semana de Benito Muñoz Montes



Amar





Estás tú aquí,
es tu presencia,
presencia fija en el presente.
El tiempo es ala,
no sabe de fechas,
pasa, se desdibuja,
perecedero fantasma
se va, huye, se borra, se pierde.
Retorna con otros semblantes
y facetas inéditas.
La constancia de lo sólido,
lo firme
de esta materia invisible y palpable
de este sentir que permanece
inconmovible
es tu presencia
de eterno presente.
Vínculo señalado por la noche,
por el día
por la tarde y la mañana,
llenando cada instante
a toda hora
tu presencia presente
siempre ahora.



Rolando Mix


sábado, 27 de noviembre de 2010

Gota a gota





Gota a gota
el agua se escurre.
Empieza un hilillo
serpenteante,
se arrastra como puede
entre piedras
montaña abajo,
por las faldas
desde la cumbre
mana,
mana y el hilillo
con voz solista
gota a gota
forma un coro,
chorro de agua y voces
se deslizan,
grita su parto,
orgulloso de ser libre
pretende ensancharse,
se ve limitado,
tiene orillas.
Las orillas lo delimitan,
más fuertes que barrotes
las márgenes no escuchan
la ilusión del río
de ser libre.
el río no se ríe
porque no es libre,
cuando se acerca al mar
se desespera,
esa amplitud lo ahoga,
al liberarlo de sus márgenes
lo mata y deja de ser río
perdido entre las olas
va y viene, viene y va,
es sólo un par de gotas,
algo de espuma o espumarajo,
nada más.



Inédito. Escrito para ser leído en el acto de la Federación de Asociaciones de Migrantes de Aragón (FAMA), en la prisión de Zuera el año 2.009


Rolando Mix


viernes, 26 de noviembre de 2010

A Enrique Lihn





Mofarse del dolor,
(aquí no se habla del físico)
reírse de la tragedia
sintiéndose punzado por sus flechas
hasta la más secreta médula
del sentimiento.
Los “hermanitos del diablo”
no se resignan a perder
sus encuentros cotidianos.
Y cuando una cita se frustraba
la vez siguiente decir
te he echado de menos.
Y saludarte Enrique
como a ti te gustaba
con el saludo pampino, iquiqueño:
“quíhubo”
La libertad se coge al reírse,
o en esa cúspide del orgasmo compartido,
con esas ñatas de versos curtidos,
o en esas confidencias entre amigos.
Decías: “vamos donde sabemos
a tomarnos una botella de vino
y unas buenas porciones de queso,
verde o azul, daba lo mismo,
los últimos clientes de ese bar
en la calle McIver o Miraflores,
ya no recuerdo
pasado Huérfanos, donde rayabas servilletas
a lápiz compulsivo.
He quedado
güacho de Enrique.
Nunca en ningún sitio
he hallado alguien como tú,
Lihn-Mix o Mix-Lihn
hermanos luciferinos.



Rolando Mix


jueves, 25 de noviembre de 2010

Un beso de anaquel






Un beso de anaquel,
absorta estantería,
en cada balda cruje su alegría.
El esfuerzo se apoya
en tablas de salvación estrafalarias.
Un racimo de gruesos libros
oprime sobre una comba peligrosa.
El polvo es un llanto algodonoso
cubriendo por pudor hojas nefastas.
En cualquier instante
puede venirse abajo este andamiaje,
aunque mantenga tantas iniquidades,
siempre entre ellas hay flores rescatables.
Un beso agradecido, sabor a café y a chocolate,
un aliento de nostalgia encuadernada,
un desgarrado adiós forrado en cartulina.
Un opíparo hartazgo de ideas inteligentemente inéditas.
Un abrazo sinfín como circular sierra dentada
dejando en viruta versos manidos y obsoletos.
Un beso refregado en los ojos cansados,
un resbalarse por renglones descascarados,
un deslizarse por volúmenes hinchados,
blandos de tanto sorber
nada y lágrima desde sus hojas.
Un beso agradecido a todos ellos,
Los que dan y esos otros de peso muerto:
mamotretos generados en ocio y aburrimiento.
Lo que uno es
es parte de este andamiaje
que enseñó que pese a todo
leyendo el mundo
se hace más feroz, más bello,
más inexorable,
al mismo tiempo.



Rolando Mix


miércoles, 24 de noviembre de 2010

Pluscuamperfecto






En el silencio renacen recuerdos.
Girones custodiados por íntimo arsenalero.
Se cuelan por los ojos de la noche,
se agolpan en el día convocado
y la cabeza gira su aliento atropellado.
Las cicatrices cogen besos en sus labios
y un ave retoma su vuelo surcando su cielo
inserto en nuestros párpados, pantalla
donde involuntariamente se aferran acaeceres
finiquitados en repliegues
de un vericueto dejado atrás
desde hace largo tiempo.
El silencio nutre una lengua elocuente,
invade los dominios de la posteridad
retenida por el garfio
de alusión jamás desterrada.
Nunca es tarde, se dice
y es muy cierto,
alguna vez se pretende superar el pasado,
convaleciente eterno,
remediar el presente,
producir un futuro
pluscuamperfecto.



De “Inseparable” inédito



Rolando Mix


martes, 23 de noviembre de 2010

Benigna es la frescura





Benigna es la frescura consagrada
a atemperar el fuego del verano.
Es un cruce en la piel
para anudar polos enfrentados
ante lo que es posible aportar ánimo
para apropiarse de la medida justa,
no se haga daño,
no despeñe su vocabulario
simulando un infierno
que haga crujir las hojas de los árboles
ni crepitar las hojas
de la estación del calendario.
Hay que albergar ardor dentro del tronco.
El corazón agradece la corteza del beso
ampliando su diámetro con otro anillo
robustecido por el ensanche consumado.
La verdad cuelga sus flores en el bosque.
Sus olores otorgan disfrute.
La claridad abriga al campo de fulgor,
de realidad directa. Sin equívocos.
Requiere despojarse de enredaderas
pretéritas.


De “Divisar tu perfil” inédito


Rolando Mix


lunes, 22 de noviembre de 2010

Rescate





La imposición del límite pulveriza
hasta fragmentar la vida
en individuos
buscadores del resto que les ha sido amputado
por represión.
Desnudarnos es un acto de pureza.
Es necesario verse y ver tal cual se es
para apreciar la forma.
La perfección posible,
sin tendencias casuales,
falseadoras de la expresión de descargarse,
de comprender la trama tejida de detalles,
delicadezas apremiantes,
enmiendas al frío o al calor que te recorra,
rescate del tesoro acumulado
pellejo adentro
que tan groseramente suele rechazarse,
dilapidarse,
como si el platino de las vivencias
fuera cenicero hediendo a vergüenza.
Nos fue confiada esta rara diferencia.
La ilimitada fantasía
superada por el afán del día a día.
Ahora habría que liberarse.
volver a las entrañas
y reunirnos en el coro
exento de falsetes entubados,
de sonidos impostados,
para cumplir con un papel
que nadie nunca nos ha asignado.
Cerrarle el paso a lo que obstruya nuevas visiones.
Clausurar el mercado de hombres marcados por sus apariencias.



De “La puerta abierta” inédito



Rolando Mix


domingo, 21 de noviembre de 2010

sábado, 20 de noviembre de 2010

viernes, 19 de noviembre de 2010

jueves, 18 de noviembre de 2010

Poesía del miedo Premio del público (III)




SENDA DEL CHAMÁN

Es la voz de la extensión que habla
A las uñas y al hueso.

Henry Michaux




Ahí, al otro lado, alguien

Sigue un rastro de sangre donde

siquiera hay una ruta. Tú ya

Cruzas justo el mismo umbral

blanquecino que aparecía en tu

último sueño, vagas a ciegas,

apuras el bebedizo y su sino.


Ese halo te sume en el delirio.


Quizás luego has de perder pie,

quizás no vale sino abandonarse

más allá de cualquier voluntad,

a las esferas en ciernes, a ciertos

gestos, parajes y encrucijadas,

al trance y a la gran fosa celeste

que también emana del embrujo.




Y frente al despeñadero,

el tuétano hecho mirador.


Cuando solo, ante el vacío,

debes oírte por tus verdaderos

nombres, merced a quien te

suplanta… como si tu entraña

albergara únicamente dunas, una

suerte de laberinto, qué vía.


Todo el horizonte igual que

escamas, todo cuanto el espanto

vaticina, acaricia acá la yema

de los dedos. En ese ocaso, tal

abra, una pluma de cóndor bate,

sacude el aire glacial de hace eras.


Algo, furtivo, surgido de la

luna, mitad hidra, mitad jaguar,

se convierte a su vez en canoa

y cauce, en hormiguero, lasca,





liana, mientras tú avivas en mi

cadáver naciente un alfabeto de

lumbre. La llama que es tarántula.


Tantos ecos como eriales.

Tantos velos como hendiduras.


Acaso otras constelaciones y

universos, colgando de un hilo

gris, se suceden a vista de pájaro

y de repente caen por sí solos

al fondo, a la sima concéntrica

dentro del embudo de arena.


Como el atisbo el extravío.

Tu ser y las demás figuras despe-

dazados entre cometas, desde

el orbe donde cada pasaje aflora.







Epitafio



No quedan huellas atrás.

Por delante nada más

Que un regreso hacia la

Faz insondable del origen.





José Luis Mártinez Mallada


miércoles, 17 de noviembre de 2010

Poesía del miedo Premio del público (II)




GANAR ALTURA: PERDERSE


Para quienes han heredado
tantas preguntas de su ausencia



Imitan los índices bursátiles
las curvas de un reptil presuntuoso.
El mercado es quien rige las conciencias.
Insaciables turistas energéticos
exigen la belleza del petróleo.
Pudren las fuentes
cada vez más finitas del planeta.
Los padres aceleran la infancia de sus hijos
con teléfonos móviles.
Los jilgueros de Dios son armas
de destrucción masiva.

Sufre el joven de puro corazón
(alas presas en el estómago:
todas las utopías que bebió)
se desabrocha el pecho
(su mariposa libertaria
contra los parabrisas de la publicidad)
y se mira de frente la impotencia.

En la clarividencia de un relámpago
decide soltar lastre
despojarse del tiempo que le queda:
se lo entrega al abismo generoso.
Antes no ser
que claudicar.

Blanco devora al negro
en su código de barras
el alma derrapando
en facciones sin rostro.
Cuando abre los ojos
sólo escucha la nieve.




Epitafio



Quiso vivir
en el temblor de los límites.




Emilio Pedro Gómez


martes, 16 de noviembre de 2010

Poesía del miedo Premio del público (I)




Salir de casa


Atraviesa la plaza, gana la cuesta, para qué
apresurarse, permanece de pie, sólo
quiere estar en sus zapatos, acaso
se equivocó de siglo, de oficio, de país,
ni siquiera sabe si acertó con el disfraz
perfecto de persona inofensiva
que teme a hombres y alimañas.

Las personas son otras
cuando las cambiamos de sitio:
Hay pájaros que salen a la sombra
de quien piensa devorarlos.


Epitafio

“Avanzó en lo particular hasta perderse en él”.


David Mayor


lunes, 15 de noviembre de 2010

Poesía del miedo Primer premio

Luces,
cámara,
¡acción!

Sopla el viento, chispea la lluvia, se extiende la bruma
con ojos verdes baja con calma la escalera. Empuja a todo transeúnte cauteloso
en un halo de sábanas blancas aparece ante ti
con gafas oscuras, cabellos mojados dispara un fusil sin gatillo
el ascensor se eleva
sale a la azotea
me llama con la voz triste de mi madre.

Llueve con fuerza
mis heridas trepan por las grietas de las palabras
y serpentean sobre el empedrado del texto
espíritus encorvados sobre los renglones, se calientan con fuegos encendidos en latas
pasa un jinete al galope
ella, cobijada en el crepitar del quinqué se abraza a él con más firmeza.
Ecos de carcajadas tenebrosas afilan los cuchillos, cabritos blancos brincan de las palabras
mis heridas hierran un caballo que no relincha
ella, cobijada en canciones de cuna se abraza a mí con más firmeza.
En un halo de sábanas blancas mi madre cae del caballo.


Se había desmoronado el tinglado de mi choza de adobe
y enterrado en los muros y ladrillos caía precipitado en sus brazos
para que con un beso húmedo y helado
me recosiera junto a mis llagas a estas calles
en la calle, sobre las líneas formadas por mis heridas
una chiquilla jugaba a la rayuela, exhibiendo sus cabellos trenzados
frente a palabras raídas, impregnadas aún del olor del adobe y los cascotes.
Un terremoto de llanto
cava un cementerio viejo de recién casadas
en las colinas temblorosas de mi cuaderno de ejercicios
sus ojos verdes y su nombre huían del marco, huían de la gramática.

Esta noche, las sirenas y los bombardeos
me llevan miles de páginas atrás
para que la suba a lomos del caballo con sus ojos verdes
y atraviese el cementerio al galope
la lluvia borra mis heridas del empedrado y dibuja bajo estos renglones una línea roja
los relinchos de los caballos se mezclan con la lluvia

Si no llueve, si no se extiende la bruma
si no oís el disparo de un fusil sin gatillo
y una mujer con los ojos verdes, gafas oscuras y un halo de sábanas blancas
no baja las escaleras para pararse frente a vosotros y decir "¡corten!"
peatones cansados y mudos
repetid alguna fórmula mágica para que los espíritus huyan de vosotros
y no os atrapen en la trampa de mi memoria.




Epitafio


De pies a cabeza
cubierto de espinas silvestres
corro en los fuertes vientos.
Si no fueras tan bella,
el infierno no sería tan ardiente.



Mohsen Emadi


domingo, 14 de noviembre de 2010

Poemas del V premio de poesía del miedo





Canción desesperada en la puerta de un prestamista (posmoderna autodestrucción I )





Canción desesperada en la puerta de un prestamista
(posmoderna autodestrucción I)

Imagine un mundo sin fantasmas, sin sombras,
pequeños círculos vitales, el café de las seis
de la tarde, el de las siete de la mañana,
mañana no te querré o no sabré hacerlo
subirán tanto los impuestos que mi círculo
se anulará en el tuyo. Imagine, si puede,
un mundo sin sombras, déjese llevar
por la fuerza concéntrica de las miradas
y el deseo. Mi espacio anulado nos anula,
cómo vivir contigo si no puedo pagarme
mi suelo, mi amor, mi hambre.





Ignacio Escuín


sábado, 13 de noviembre de 2010

Mechanical wonder





Se va el verano como se va el amor
y todo lo demás se va
y los jóvenes de pieles bronceadas
se funden en abrazos y besos dulces
y se aferran unos a otros
cuando caminan por las calles
y arrastran sus sandalias por el asfalto
aún caliente como sus cuerpos.
Esta es su aportación a la modernidad,
ellas y ellos calzados iguales
los talones desgastados pidiendo guerra,
sus cuerpos bellos encendidos
y no sabría ya a cuál amar más.

Pero no nos engañemos,
enamorarse no es tan fácil
es hacer a alguien único entre el resto
y yo podría encontrar toda la belleza del mundo
en todos sus cuerpos.

Y camino junto a ellos
y viajo con ellos en el tren, en el autobús,
y los miro despreocupados
sin un hogar propio al que volver cada noche
en estado de gracia, sin dinero
o con el dinero justo para ser felices
y no querer más, y tanta belleza
que podría amarles hasta quedar agotado.

Llenan las plazas, los paseos
y los bares y hay mujeres jóvenes
que beben coca-cola y marcan los vasos
con sus labios carmín
como marcan a los hombres jóvenes afortunados.
Y yo me deslizo de un lugar a otro
viendo todo esa alegría
ese gran contenedor de belleza
en el que vais a convertir el mundo,
todo gracias a esa mecánica maravillosa del amor
que nos enloquece.




Ignacio Escuín


viernes, 12 de noviembre de 2010

Desolation Road




El amor también había sido un tema central
aquel otoño en los bares de copas
con la música comiéndonos las entrañas.
Desolation Road esquina Passion Square,
una avenida como mi corazón
-de ida y vuelta- adornada con robustos árboles
sin hojas, que dan sombra
y en los que ella siempre descansa,
reposa en sus troncos
y desaparece y regresa
siempre en mis sueños, cada noche,
cada vez que cierro los ojos
y su melodía me despedaza una vez más.

Unos días felices y tristes
como no habrá otros
creyendo en ti y pensando que la verdad
es sólo un buffet libre, un self service universal,
apoyado en tus palabras
a sabiendas de que en ellas
y en su paraíso tenía yo mi infierno.

Recuerdo de mis días en Desolation Road
el vaivén de las hojas caídas y la danza
de los cuerpos entre ellas, la voz de Dylan
y esa sensación de nausea constante.
Y la espera,
con los ojos muy abiertos
de quien aguarda un milagro
que nunca llega y sigue vivo.




Ignacio Escuín


jueves, 11 de noviembre de 2010

No conozco ya nada de lo que me rodea





No conozco ya nada de lo que me rodea, he dejado de ser propietario de aquello que está cerca de mis manos y quizá nunca vuelvan a ser míos los objetos que yo compré y al cerrar los ojos se olvidaron. Todo lo que hemos hecho mal debe estar registrado en alguna parte, seguro que existe una señal que nos indica el punto en el que las cosas pueden ser corregidas, pero no creo que pueda verlo ya. Extraño entre mis propias cosas, ausente de la vida en la que he vivido, partidario de la vida libre y muy débil, mucho, tanto que si alguien me pregunta quizá al contestar desaparezca. Ni la verdad ni yo existimos, al menos hemos dejado huella, todo el mundo habla de nosotros.






Ignacio Escuín


miércoles, 10 de noviembre de 2010

Lo bueno y lo malo de los viernes por la tarde


Lo bueno y lo malo de los viernes por la tarde es, quizá, la sensación de haberse merecido el descanso, de haber alcanzado la meta semanal y al mismo tiempo ver cómo tantas cosas quedan en el tintero. Lo bueno y lo malo. Lo recto y lo incorrecto. Cuando el sol se va ya y presagia el primero de tantos viernes oscuros porque has llevado a tu vida a un túnel sin salida, te has convertido sin darte cuenta o sin querer hacerlo en uno de esos que salen a comprar con el coche para cargar lo suficiente para todo el fin de semana y que mira a las dependientas de las tiendas con deseo, como si en ellas estuviera la respuesta, la solución a un viernes que se anochece y presagia un sábado más de radio, café y libros. La esperanza reside en los ojos de quienes nos atienden. No, no quiero un kilo de patatas, te quiero a ti.




Ignacio Escuín


martes, 9 de noviembre de 2010

LISBOA





Si esto fuera Lisboa yo podría hacerte creer en algún café que soy heredero de Pessoa, o rodeados por las luces amarte y decirte que un collar de uvas blancas nos abraza. Adoro las luces de Lisboa, redondas y descomunales, sueño con ellas tantas noches que al despertar creo estar allí en ocasiones. Pero no, mire donde mire no encuentro Lisboa, y quizá tampoco encuentro lugares más cercanos y conocidos. Busca Lisboa en tu corazón y llena tus manos de su primavera, aquí y en mi pecho hace frío.




Ignacio Escuín


lunes, 8 de noviembre de 2010

III de Americana




III




De 8 de la tarde a 8 de la mañana


los tipos duros de Hollywood siempre recuerdan a sus madres


los han hecho así, como las piedras.


Clint Eastwood llorando como una Magdalena ante la atenta mirada de su madre.


Mil o dos mil patadas en la tripa a actores baratos de reparto le ha costado cada estatuilla, es el sueño americano ¿no lo entiendes?


Sólo tienes que tomar cuanto quieras, sentirte así más grande, gozar de las ventajas del país libre.


El deseo americano, ay, el deseo más grande, el anhelo con el que rompes las placenta, con el que vives y rezas cada día. El deseo de una madre que no pone trabas, que no conoce límites porque ha nacido en el lugar más libre de la tierra.


De 8 p.m. a 8 a.m.


conozco el deseo americano, la mirada yankee desproporcionada, las desproporcionadas tretas del gigante cuando el sol se oculta a las 20 horas en Missouri o en Milwaukee, Minnesota o Minneapolis, se encienden todas las luces, luces más potentes, nada tienen que ver con las nuestras, nada, se encienden y no las apagan hasta que amanece, larga, excitante, incandescente noche eterna, yo te deseo.



Ignacio Escuín


domingo, 7 de noviembre de 2010

Semana de Ignacio Escuín






De la serie Rios de gente




8,47 a. m.

El niño tira la piedra,
muere el pájaro contra el tronco del árbol.
La piedra cae al suelo partida en su frialdad.
El niño mira el pájaro un segundo,
la sangre saliendo por el pico.
Se vuelve, se va sonriendo.

El barrendero recoge
pájaro y piedra
en su carro de basura.




Francisco Cenamor


sábado, 6 de noviembre de 2010

De la serie Casa de aire




XIII

Enseñas
la foto de tus hijos
cuando te piden
el carnet de identidad.



Francisco Cenamor


viernes, 5 de noviembre de 2010

Niños y niñas





Estás y ya no estás
dicen que hay muchos niños
que mueren de hambre cada día
estás y ya no estás

y otros niños nacen cada mañana
como las nubes que no sabes donde
qué tierras mojarán

a veces hay nubes que están
en el cielo mucho tiempo
y un día ya no están
como los niños que a veces ya no están

pero el agua que dejaron las nubes
pueblan cada tierra de raíces
como los niños muertos



Francisco Cenamor


jueves, 4 de noviembre de 2010

Cansancio ajeno





Hay cada mañana una mujer maría
que se sienta al borde del abismo de su cama
mira hacia abajo antes de saltar
y duda sin remedio de si irá al trabajo

hay cada tarde un hombre manuel
que se sienta cansado en un banco del gimnasio
mira su peluda barriga que no baja
y piensa en sacar mañana todo su dinero e irse

Hay también cada mañana un joven raúl
que coge sus libros para ir al instituto
mira con ojos dormidos el desorden de su mesa
y encuentra el cedé que le gustaría quedarse a escuchar

hay cada atardecer una abuela cipriana
que abandona con paso cansado el cementerio
mira con envidia la tumba del marido
y siente que pronto se liberará de su pesado cuerpo

hay cansancio en estos días extraños
y aunque me levanto de la mesa y lo dejo
me dan ganas de escribir al final del poema
que tal vez sean mis ojos los que se han cansado




Francisco Cenamor


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Solo en Barcelona





Uno no se siente más yo
que cuando está solo en una ciudad que no conoce
y además hay calles desabridas
con hileras de dos faros que no se detienen
y oloroso silencio frente a la sagrada familia
ese esqueleto de fantasma
cuyas puntas se pierden en la noche del cielo
y el viento sopla frío
y las farolas están tristes
y las palmeras quedan ridículas en aquel frío
y por fin la rambla
donde paseamos todos los forasteros
y miramos cómo recogen las flores
y las putas tan jóvenes y negras
–como en tantos lugares–
y bajamos los ojos
y alguien mira y hace señas
y la ciudad es hostil de repente
y coges el metro en drassanes
hasta el frío hostal donde te alojas
y en la habitación piensas estás solo
pero es que esta vez querías estar solo

por eso es mejor que ella no haya venido
y hubiese mar y olor silencioso
fantasma de sagrada familia y ciudad que no conoces
farolas tristes y la rambla
forasteros y putas y metro
y la habitación del hostal donde estás solo
porque esta vez quieres estar solo




Francisco Cenamor


martes, 2 de noviembre de 2010

Aventuras de barrio





Mis aventuras son de aquí de barrio

de amores imposibles cuando descubres a la chica
que en el tren te mira a los ojos cada mañana
haciendo cola en el banco con su novio

de miradas furtivas en la misa de once
que acaban en una cita en el discobar

de bares con olor a frito donde se niegan penaltis

de goles marcados al sábado
como si en ello nos fuese la vida

de aceras por descubrir
ínsulas extrañas do luchar contra los coches
los nuevos gigantes sancho

de valiente muerte juvenil
sobre las ruedas del fin de semana

de equipo de piernas para sillas de ruedas

de mujeres con depresión
que se asfixian subiendo al cuarto piso

de david ecologista intentando abatir
a goliath ministerio de obras públicas

de cola del paro y ley de extranjería

de olmos y plátanos por palmeras y lianas

sin salir de mi ciudad
el mundo se ha convertido
en una apasionante aventura




Francisco Cenamor


lunes, 1 de noviembre de 2010

El fin de la historia





Ya no tiene sentido la normalidad
ha llegado el momento de los disturbios espirituales
de cortar la calle con macetas

plantar magnolias en las autopistas
arruinar el futuro sembrando esperanzas
poner comas entre sujeto y predicado

correr de espaldas palpando el presente
condenar sin juicio, enjuiciar sin condena
subir de dos en dos las escaleras

abrir de par en par las ventanas
de los viejos aposentos modernos
vaciar las estanterías metálicas

acudir silbando a la biblioteca
enarbolar banderas transparentes
que no nos amordacen los ojos

sorprendernos abrazados al paria
al que vino de lejos, a la prostituta
matar de risa al desamor

ir a la oficina de empleo cantando a puccini
pagar la ópera con la cartilla del paro
recitar poesía desde el patíbulo

construir con firmeza en las nubes
y cada noche, soñarse escondido en el jardín
ignorando elecciones generales y tarjetas de crédito




Francisco Cenamor


domingo, 31 de octubre de 2010

Semana de Francisco Cenamor







Triste aprendizaje y otros poemas




I


no debemos engañarnos

sabemos que pasa el tiempo

porque cada vez esquivamos

más rostros en el camino



II


puede gritarlo el corazón

y negarlo el gesto

(un rostro siempre es un misterio

una triste víscera no)



III


de su desdén aprendí

que mi amar es como el musgo

y hasta en las piedras más frías

puedo echar raíz.




****************


Escribir


esta necesidad de compartir

lo que quizá a nadie interesa

este sentirse acompañado

desde la soledad más absoluta

expuesto absurdamente

expuesto

esta enfermedad

este aferrarse al papel en blanco

como si fuera

la única alternativa

a la muerte

como si el rastro que en él dejamos

fuera más que nosotros mismos.



******************



Contra Heráclito



nada cambia

las mismas ganas de verte

las mismas ganas de tocarte

la certeza de que no sucederá



******************



El tiempo nos ha vaciado de fulgor.
Pero la oscuridad
Sigue poblada de luciérnagas.

Gioconda Belli




Te has ido


yo quieta

sólo puedo mirar

fijamente las cosas

(una pantalla,

la madera de una mesa,

mi propia mano)

nada

el cerebro en blanco

un blanco lleno de luz

como la que cuentan

los que volvieron de la muerte

(de Cuaderno de sal, Los libros del Señor James, 2010)



Un hombre enamorado puede hablar de la vida,

convencer a las gentes y unirlas a su causa.

Un hombre enamorado es un peligro:

puede deshacer muros, cerrojos,

y abrir los ataúdes.

Carlos Javier Morales

qué hay de cierto

en este juego perverso:

que se muere seguro

y que con suerte se ama

sólo amar es buscar el espejo

en lugar de la máscara



*****************



En el plato
el cadáver del ave
es el cielo roto
que acarició
sus alas.

Antonio Alfaro



No es malo volar


creer en la justicia

la verdad y esos asuntos

el contacto con lo bello

siempre nos dejará rastro

por mucho que perdamos

al regresar.


******************




Posdata



A pesar de todo

a veces

somos capaces de mirarnos

sin reproches, sin dudas

y nos perdonamos

(apreciamos incluso)

la evidente distancia que existe

entre las verdades

que cada uno de nosotros

sostiene

entonces

la amistad, el amor, la risa

todo eso también es cierto.




Carmen Beltrán


sábado, 30 de octubre de 2010

Pecado original



La juventud es una enfermedad dolorosa.

A nosotros, tan jóvenes y tan bellos,

tener tanta suerte nos parecía una injusticia.

Para paliarla, castramos nuestra felicidad.

Temíamos que si abusábamos de ella

nuestra fortuna desaparecería.

Dormimos las mariposas de nuestros vientres

y descubrimos en la tristeza

el más confortable de los refugios.

La buscamos en nuestras pieles

y en las de otros enfermos como nosotros.

Mezclando nuestra humedad

nos contagiábamos.

Vivíamos tristes como niños sin madre,

desafiando a toda lógica

y sin comprender aún

que quizá envejecer consista

en perderle el miedo a ser feliz.



Carmen Beltrán


viernes, 29 de octubre de 2010

Los hombros de los gigantes



Ser bueno era un problema.

Muy grave si lo eras en muchas cosas.

Todos esperaban que cayeses,

que fallases estrepitosamente.

Un fracaso que evidenciara

esa imperfección que tú ya conocías.

Tu punto débil.

Rabiaban por conocerlo.

Te enfermaba su hipocresía

pero te aterraba estar solo.

Y te dejaste devorar por ellos.

Caíste.

Dejaste que te superaran

las veces que fueran necesarias

para lograr que te tuvieran

más pena que envidia.

No volviste a levantar cabeza.

Pero tampoco volviste a estar solo:

los hombros de todos

los triunfadores a los que aupaste

aguardan a que llores en ellos tu fracaso.




Carmen Beltrán


jueves, 28 de octubre de 2010

Frío



Nada palpita bajo el hielo.

Pronto supe que dentro de tu piel fría

nunca habitó latido alguno

ni rumor de sangre.

Empieza, amigo,

por considerar al otro un fin

y no un medio

y tal vez te salves de morir congelado.



Carmen Beltrán


miércoles, 27 de octubre de 2010

Nos heló la sangre...





Nos heló la sangre descubrir

que la muerte habita ya en nosotros.

Antes fuimos niños.

Inconscientes, felices, tontorrones,

pensábamos que morir era cosa de otros.

Nos llenó el miedo.

Y un vértigo ciego nos mostró

una vida mecánica.

Y absurda.

Dolorosamente entendimos

el origen de todas las sombras.



Carmen Beltrán


martes, 26 de octubre de 2010

Para mí para siempre



Bien, pongamos que finalmente logramos reunir

las firmas que dices son necesarias

para que declaren tu cola

Patrimonio de la Humanidad.

Pongamos que lo logramos,

y que miles de mujeres te persiguen

solicitando visita guiada

a tu maravilloso monumento.

¿Cómo competirías,

sin menospreciar tu miembro en absoluto,

que quede claro,

en número con el Palmeral de Elche,

en historia con una calle de la Habana Vieja,

en longitud con la Gran Muralla China,

en textura con el Taj Majal,

o en fastuosidad con Versalles?

Seamos modestos cariño,

declaremos tu cola patrimonio mío,

de momento al menos,

y luego dios dirá.



Carmen Beltrán


lunes, 25 de octubre de 2010

Hospital, planta de niños



Hora y media de viaje mirando al cielo,

buscando formas en las nubes, como antes.

Mi padre se ha dormido con un puro en la boca,

lo vemos por el retrovisor

y mi hermano y yo nos reímos.

Hora y media de viaje y la planta de niños,

qué tristeza.

El nene sentadito en su cuna, bueno, el nene no,

más bien su sombra con los ojos hundidos,

despistado, triste como el ambiente.

Al lado, un bebé deforme,

tres meses de dolor que lloran,

un monstruo sin oxígeno, sin madre, sin brazos.

Para él, la habitación vacía.

Sólo mi sobrino que al oírle llorar

le ofrece su chupete.


Carmen Beltrán


domingo, 24 de octubre de 2010

Semana de Carmen Beltrán





METÁFORA Y LIBÉLULA




Aletea frenética
una libélula solitaria
entorno a las diáfanas
gotas de vida
del arroyuelo otoñal

Un exiguo rumor
de silbidos y brisas
se desvanece
en el silencio
del paraje
huraño del tiempo

Ráfagas de un sol
jadeante y medroso
requiebran las sombras
de la hojarasca
incipiente

Un estruendo
resuena en el horizonte
dinamitando
la quietud de una tarde
descalza de razones

La aterrada libélula
abandona la tangible
protección del vuelo
en busca
de un resuello
incombustible y perenne
en sus pupilas

Mas la inquebrantable
avaricia depredadora
de una lengua viscosa
descoyunta
el soporte del futuro
a lomos de un hoy
desalmado e insaciable

… ya no resuena
el revoloteo nervioso
sobre el cauce
del riachuelo

…ya su reminiscencia
se ahoga
en las tinieblas
de la noche…



Francisco Picón


sábado, 23 de octubre de 2010

ME HAN MIRADO LAS ACERAS





Me han mirado las aceras
con indolencia,
como si mis pisadas
ultrajasen su sosiego
y no mereciese la pena
la queja insondable

La sombra de mi reflejo
se evade por las vidrieras
de la intransigencia,
en busca de perfiles
faltos de abrazos

Mi ausencia
escolta al silencio
de una ciudad inconsciente,
entre bullicios y efluvios
podridos de soledad

Y mi cuerpo,
huérfano de linaje
o sonrisas,
abandona la esencia
de las aceras,
deshonrado y apocado,
para hibernar
en la morada del egoísmo



Francisco Picón


viernes, 22 de octubre de 2010

LA ESTELA DE LA TRANQUILIDAD



Si disfrutara del don
de conocer cuanto veo
sin el prisma
del prejuicio
ni el tamiz
de mi cultura,
miraría tras el cristal
de mi tragaluz
sin aprensión, ni pudor.

Si me confiriesen el valor
para afrontar la vida
sin traumas, sin discordias,
sin repetidas derrotas
en la comisura de la mirada,
progresaría por la senda
de mi presente
hacia el mañana espontáneo
de la perplejidad

Si mis manos arrullasen
la piel de la autenticidad
entre las sábanas
del tiempo perdido
y la saliva de las prisas,
ceñiría cada momento
sin pausa ni cobardía,
sintiendo los latidos
y el pulso de mi suerte

Si supiera estrujar
cada segundo
de mi existencia,
descubriría,
sin titubeo,
la estela de la tranquilidad…



Francisco Picón


jueves, 21 de octubre de 2010

EL SECRETO DE LOS BOSQUES



Encumbro la mirada,
paulatinamente,
más allá de la distancia
en busca de un cómplice
solitario

Le susurro a los árboles
que compartan, tenues,
mi deleite con el viento
y las mariposas
frenéticas

Un imperturbable paisaje
resguarda ese instante
compartido con el follaje
soterrando de identidades
el silencio de mi voz

La brisa contumaz
que magulla mi quietud
avisa a mi consciencia
del paso del tiempo
a golpes de realidad

Y mi mirada sucumbe
ante el poder de las prisas
y la alimaña urbana,
mas en mis pupilas descansa
el secreto de los bosques.



Francisco Picón


miércoles, 20 de octubre de 2010

EL HOMBRE QUE FUI



El hombre rebelde que fui
se aletarga entre las sombras
de las edades cumplidas,
de las historias pasadas,
del silencio de mentir,
de las mentiras del tiempo,
de las arrugas del miedo
de la rutina de vivir.

El hombre valiente que fui
se disipa entre las sábanas
de los sueños sin memoria,
de las cenizas apagadas,
del querer llegar al fin,
de las ruinas del sexo
de las huidas sin retos
del olvido que hay en mi

El hombre sin dueño que fui
se arrincona en las esquinas
del dinero en la cartera,
del hambre en las miradas,
de las ganas de sentir,
del sabor de tantos besos,
del aroma del deseo,
de las caricias sin ti

El hombre sencillo que fui
se refugia en las sonrisas
de los labios de verdad,
de las batallas ganadas,
de tu silueta de perfil,
de la muerte entre tus brazos,
de la vida entre tus pechos,
de tenerte junto a mí.




Francisco Picón


martes, 19 de octubre de 2010

AVANCE SIN PAUSA



Somnoliento y perdido,
deambulas por los rincones
de tu existencia,
en busca de una sonrisa
derrochada en algún lugar
de entre las sombras
del pasado.

Caminas,
a través de las ruinas
que pueblan los sentidos,
esperando saborear
el aliento de un minuto
compartido

Las distancias
sólo coexisten en las fronteras
de las arrugas de la piel
y las ausencias se asientan
en los meandros de un cuerpo,
lacerando de vacíos
el ocaso de tus sueños

Si decides mantenerte
adormecido o despejado,
en el fondo, no importa.

Las saetas de un tiempo
perdido prosiguen
su avance sin pausa,
mientras, en el olvido,
se acomoda la orla
de tu sonrisa,
perfilada en los labios
del ayer.



Francisco Picón


lunes, 18 de octubre de 2010

LO RECUERDO COMO SI FUERA HOY…




Era en primavera,
justo cuando las hojas caídas renacían por fin,
y en el cielo se adivinaban lágrimas en forma de lluvia.

Sí, lo recuerdo bien
el sonido de un suspiro retumbaba en el fondo del arroyo
recorrido por centenares de luces distorsionadas por el viento.

Es curioso, te veo allí
y tanto el uno como el otro sabemos lo incierto del momento
vivido sin vivir sintiendo su latido inexistentemente presente.

Una sonrisa nace en mi interior
al comprobar que tu aroma de entonces pervive en mi nostalgia
tal y como lo soñaba en mis noches erráticas por el devenir del tiempo.

A veces me sorprendo
hablando al joven perdido en su inocencia como si fuera posible
revocar la irresistible cortina de plomo que surca cada instante.

Era en otoño, ¿recuerdas?
y el patriarca de los árboles desterraba a las hojas al hastío
derramando savia ignorancia más allá de los límites del cielo.

Eran tus ojos
una estrella incandescente de sueños emergentes del deseo
y el parpadeo sellaba el contrato tutelado por la aurora desvelada.

Como contar sin perder algo en el intento
tantas ilusiones desbordadas en la riada del silencio
más allá del corazón ensangrentado de esperanzas.


Era invierno, una tarde soleada
y cantaban los niños de las aceras la melodía del misterio
entre porciones de la tarta de piel de una gallina sin miedo.


No estoy seguro
pero quiero pensar que el violín de un ruiseñor destilaba
las notas acompasadas de un examen de conciencia.

No, no es difícil de saber
que mi cuerpo se estremecía de recordar sin haberte conocido
la culminación de un anhelo añorando tu ausencia.


Era una loca noche de verano
y la pasión nacida en mis entrañas veía la luz tras una latencia
encubierta en la dureza de un rostro a la sombra de su inseguridad.

Las dudas son certezas
si navegas en un océano sincero de aguas profundas y claras
y las flores de coral se rinden a la evidencia de mi suerte.

Quizá no fuese primavera,
ni otoño, ni invierno, ni verano…
pero lo cierto es que recuerdo como si fuera hoy
el ayer que cambió para siempre el color del lienzo
en el que cada día se dibuja la sonrisa
de la felicidad de haberte conocido.



Francisco Picón


domingo, 17 de octubre de 2010

Semana de Francisco Picón




EL TACTO DEL TIEMPO






CUANDO el tiempo se va muriendo
y sólo perdura en la memoria
un estigma de olvido,
el paso de los años
platea sabores de otoño
en el calor de las entrañas.
Cuando el silencio retorna denso,
el calor de los días felices
se oculta en un rincón de tu sonrisa
como un aroma lejano.
Pasa devorando sueños,
espectros del pasado
con un tacto de silencio
y el roce de tus pasos en mi cuerpo.



Ricardo Fernández Moyano


sábado, 16 de octubre de 2010

PARA VIVIR






NO sé por qué ni para qué escribo,
¿qué me atrae desde el fondo del poema?
Una palabra suelta en el aire,
una voz o un rumor me llevan
al silencioso campo de mis versos.
La pluma se desliza ávida de imágenes
que puedan atrapar ese momento,
pero no siempre llega la luz.
Sólo a veces con timidez, entre brumas,
aparece la incógnita
que ilumina la noche y me despierta.
No sé vivir sin la palabra,
y morir en su silencio.



Ricardo Fernández Moyano


viernes, 15 de octubre de 2010

ESPEJISMOS





Lo que codiciamos,
desde el secreto del océano
y el amor necesario de una piel,
ha alimentado el engaño.
La luna es blanca porque así se muestra,
aunque tan sólo sea un espejo.
Lo invisible aparece como cierto,
con un amago de callada presencia
en el hueco perfecto de la noche.
Intentamos respirar otras vidas
y que la savia perdure en el aire
como la palabra en el silencio.



Ricardo Fernández Moyano


jueves, 14 de octubre de 2010

JARDÍN NOSTÁLGICO





Aquel jardín con estatuas olvidadas
olía a hierbabuena.
Las madreselvas florecían
y entre los macizos de lilas
las muchachas jugaban al sol.
La vida era hermosa en los atardeceres
feliz en la ignorancia de las rosas,
cegado por su belleza y el aroma
a primavera de aquellos eternos días.
Ha aprendido de la vida a amar el dolor
con ojos poblados de ternura
pero ignora tanto como entonces,
cuando solía navegar en el silencio
y la noche suspiraba por el alba.



Ricardo Fernández Moyano


miércoles, 13 de octubre de 2010

SUPERVIVENCIA






Lo raro, lo increíble, es existir.

Vivimos angustiados en el lodo,
intentando descifrar mensajes
que nos ayuden a sobrevivir,
y sólo encontramos piedras
que se agitan como el viento
en un baile frenético, interminable,
de pasos perdidos en la tarde.

Lo raro, lo increíble, es existir.



Ricardo Fernández Moyano


martes, 12 de octubre de 2010

IMAGEN







A Eloy Sánchez Rosillo




Ha contemplado su vida
a través de los espejos,
oculto tras la cortina
de unos pobres años gastados,
a la espera de un futuro incierto
que nunca acaba por llegar.
Agotado por el constante
y hueco
deambular de las horas
dio un salto en el vacío
intemporal de su inconsciencia
y se ahogó en el mar de sus dudas.
Encontró el reflejo de sus pasos
en el azogue misterioso de unos ojos
y empezó a vivir la magia
de sus días
con la fuerza de los sueños anclados
en un presente feliz
e inacabado.




Ricardo Fernández Moyano



lunes, 11 de octubre de 2010

ALLEGRO MA NON TROPPO






Ha muerto el verano
y de él sólo nos queda el recuerdo
imborrable de unas horas.
El suave susurro de las hojas
suena a música de Mozart o Vivaldi,
y una orquesta de árboles
lanza al aire su melancólica queja,
en espera
de que tras el lánguido vals del invierno
estalle frenética
la alegre sinfonía de las rosas.



Ricardo Fernández Moyano


domingo, 10 de octubre de 2010

Semana de Ricardo Fernández Moyano





Tres poemas




Hora prima



Caen aún los últimos oscuros.
Epidermis apenas
sobre siluetas en reposo.

Debajo habitan nombres
bilis
usos
alambres.

Los objetos respiran.

En silencio,
sus sabuesos aguardan.


********


El beso


Descendimos al vértice.
Húmedos bordes.
Sed.
Y grutas sembradas de arrecifes.

Dos peces al acecho.

Entonces aire tibio.
Mareas.
Oleajes entre lo muelle
y la saliva.


********



Sequía



Casi la siento fluir.
El tránsito en la boca.
Sus alertas de hielo en la garganta.

Pero la sed se abulta.
Queda sólo el espejo abismado de los pozos.
Las vasijas se fraguan
y un calor con acentos desemboca en las grietas.

Un grifo me interroga con su ojo sin llanto.

El vaso es un desierto
de vidrio.



Silvia Castro Méndez


sábado, 9 de octubre de 2010

Dos poemas





Silencio


Manto de espuma.

(¿Oyes?)

En pelusas de gato
cae
la nieve.


********




Escombros



Teníamos muchos planes
atados firmemente
con cuatro hilos de tinta en la libreta.

Y cruzamos con cintas adhesivas el rostro
de los vidrios.
Y sellamos rectángulos.
Y clavamos las fechas en el muro.

Pero abiertos quedaron
los grifos
las rendijas
y por ellos chorrearon los escombros.

Teníamos muchos planes
atados firmemente
a los renglones.



Silvia Castro Méndez




viernes, 8 de octubre de 2010

Supermercado



Pensando en Ingrid Betancourt,
Enero 2007



Con alas.
Sin alas.
Nocturnas o diurnas.
Largas o breves.
Anchas o estrechas.
Delgadas o gordas.
De abastos robustos,
normales
o exiguos.
De aromas o simples.
De Kotex.
De Tampax.
De Playtex.
De Stayfree.

Marea roja en enero.
Y en una cordillera de Colombia
Ingrid repite un poema de Rimbaud
mientras sangran sus paños en el río.


Silvia Castro Méndez


jueves, 7 de octubre de 2010

Graffiti




Trazados animales sobre el muro.

Una mujer se apoya en la pared
y hace una raspadura sobre el signo.

Hay un aire de dagas.

Mas tarde
al hurgar en su bolso
un colmillo marca con sangre sus insignias.



Silvia Castro Méndez



miércoles, 6 de octubre de 2010

Lavadora



Gira la longitud de mi blue jeans.
Miro la diligencia de la máquina
que remueve el abrazo de la tela,
sus dedos del botón
y me deja la prenda sin memoria,
con un olor a Purex en el sitio del sexo
y ese pH neutro en los vestigios.



Silvia Castro Méndez


martes, 5 de octubre de 2010

Parte inmediato de los hechos



De pronto el estallido
y un instante convulso entre los cuellos.
Opacidad de brújulas.
El sudor de los gritos mojando las esquinas.

Gentes que diluvian
y cargan
en las cejas
muerte sin puntos suspensivos.

Unos hombres dividen
las alforjas de penas para todos.
Y al envés de las partes
el temor abre un surco de eclipse
en las aceras.

Las preguntas se mecen atadas a sus púas.
Falta Luisa.
Hay un olor a nunca entre los rieles.

(Madrid, 11 de marzo, 2004)



Silvia Castro Méndez


lunes, 4 de octubre de 2010

Nadie nos dice




Nadie nos dice
(Negativo de un poema de Blanca Varela)

a Alejandra Pizarnik, in memoriam



Nadie nos dice cómo
tirar la cara sobre el mundo
y
vivir sencillamente
así como lo hace el perro de la calle
que busca en el fondo los mendrugos
y relame sus belfos
como quien va a un festín
sobre el desvencijado acento
de sus patas

solo en el homo sapiens
hay ejemplos de un proceder contrario
(de soberbia quizás me tilden las marsopas)
detener el curso
inclinarse
a escupir lo ya vivido
reflejarse en el filo del metal
y darse muerte
sencillamente
darse muerte



Silvia Castro Méndez


domingo, 3 de octubre de 2010

Semana de Silvia Castro Méndez



Nueve fugaces estrellas




Nueve fugaces estrellas derraman efluvios
ante la premura de la noche que declina.
La cigüeña remonta el azogue
y golpea en su ritmo,
cual obelisco que penetra distancias.
Gravitan en derredor los ortos fúlgidos.
Paisaje sonoro en el frío azul de la rosa.
Único hálito que atenaza los sentidos
donde el sinuoso círculo
revierte en luz amanecida.
Mañana suspendida en vertiginoso éxtasis.
Río y ribera ensanchan y oprimen el segundo.
Un copa de Viña Ardanza
ensalza el pasmo de la libertad.
Sueño de la más alta pasión
en eterno abrazo de arriesgado sentir.
Ancestral fuerza
en arcana señal de los dioses.
Distante,
exenta queda la rosa.
Dédalo que inunda
pentagramas y miradas.
Atenaza el pálpito de la pupila.



Enrique Villagrasa


sábado, 2 de octubre de 2010

La palabra es un vicio solitario




La palabra es un vicio solitario
y se manifiesta en minúsculas
partículas de brisa.
El vidente niega y no reconoce el gesto:
Sílabas. Tras ellas, vacío.
De nuevo, el trueno de la mañana volvió
y alumbró el verbo.
El tintero vacío da cuenta de sus miedos.
La claridad entre las manos se filtra.
El papel amarillo de sus sueños da razón.
Ha germinado el desengaño.
La tristeza empaña los cristales de la tarde.
El recuerdo golpea insistentemente.
Sobre la mesa azul
el dolor camina a sus anchas;
y el crepúsculo revolotea entre los papeles.
Mientras, el polen de los cerezos cae gracioso
en los hombros de los amantes.
Es mayo.
Entrada anda la noche en quietud clandestina.
la primavera es llanto de ausencia
y de voces sin sombra anda coronada.
Trae versos en lágrimas de jade.



Enrique Villagrasa


viernes, 1 de octubre de 2010

Pero, quién puede sellar tus labios...




Pero, quién puede sellar tus labios memoria,
quién confortar la cadencia del adiós.
Y quién cincela la blanca herida.
Dos ojos incandescentes acarician mudos labios
y devoran las entrañas del pubis.
Abrazan indolentes el momento.
Son partícipes del candente secreto.
Se ha traspasado el doble espejo y su plural eco
en el bogar por la cresta de las olas.
Rasgaron el día los versos,
no sabían de ecos
y en su amor por lo clandestino
vieron declinar septiembre: gris y frío.
La mirada desgarrada por la palabra
caminó lenta y le hizo un quiebro al azahar.
Y posó desnuda en la tarde.
Desafió su máscara.
Se sintió fuerte con el cierzo
y en su afán fue destino y belleza.
Paciente se dejó mecer
y los recuerdos oscilaron en sus dedos.
Fue su última pasión.
La caricia, fulgor de un sueño.



Enrique Villagrasa


jueves, 30 de septiembre de 2010

Mientras reste un hálito




Mientras reste un hálito
brillará su belleza.
Busco el invierno frágil donde anida
la alondra sin curso de la sombra.
Busco, el invierno sin curso de la noche
donde anida la flor y nuestra estrella.
Mas el silencio es una orilla granítica.
Ausente la palabra y su silencio
la persigo y la busco tras la página
exento cual ciprés de cementerio.
Inútil buscarla por las calles,
jardín donde se funden nuestras huellas
con el instante y brillo de sus ojos.
Logras atenazar el movimiento,
el palpitar de la página en blanco
y el fugitivo ritmo de las sílabas.
Pero la espiral en su veloz trayectoria
destruye el reflejo de las estrellas
y nosotros, inmóviles, huimos.
Luciérnagas ante el espejo roto
vivimos la soledad de las manos
y el latir de los pasos en la noche.
Negación del tiempo que lucha yerto.



Enrique Villagrasa


miércoles, 29 de septiembre de 2010

Su recuerdo es...





Su recuerdo es
lágrimas en las manos.
Tarde de agosto
noche de verbena
un pequeño sobre azul.
Sólo me sostiene la distancia.
Y la lluvia gélida con su música
desgarra mi alma:
derrama dolor el cáliz.
Vasos de nada en la nada
atormentan cantares,
y la noche en blanco, sin estrellas,
precipita el hálito lacerante.
Sombras que se ciernen,
que se ciernen en mi entorno:
cual manto de muerte,
como tentación de huida.
Huida hacia ninguna parte.
Y fluye,
fluye el absurdo, ciprés altivo,
y exento queda anclado, nuevamente,
en el cielo gravitante de la playa.
Allá, donde la tarde se enciende.



Enrique Villagrasa


martes, 28 de septiembre de 2010

Hoy nada sustenta mi vacío





Hoy nada sustenta mi vacío,
ni el granítico otoño, ni los rostros;
camino con mi miedo tras las palabras
de una incesante búsqueda frustrada.
Estreno invierno hurtando ensimismado
el horizonte y las playas que caen
y yo, declino siempre en desaliento.
Volví a verte mujer tenaz y fría,
aquel tu rostro vano, tan hierático
y sólo sentí el vacío en mis brazos.
Otra arena ha de haber mejor que ésta.
Cada esfuerzo está condenado
y yo frío y ella tan lejos.
¿Hasta cuándo estaré en esta orilla?
Si cierro los ojos veo las playas de mi vida;
¿dónde mis años perdidos, dónde?
Otro paisaje me espera, quiero vagar por él,
recorrer su arena cuando el rocío,
pisar sus olas en primavera.
Quiero hacerme viejo con sus conchas
y en mi casa encanecer junto a ella.
Aquí no está mi sitio.
A mi oído grito su nombre.



Enrique Villagrasa


lunes, 27 de septiembre de 2010

Luego, un poco de arena en el paisaje




Luego, un poco de arena en el paisaje
hasta que la densidad nos envolvió.
Y entonces en la playa
el sensual contacto de nuestros cuerpos;
manos juntas, juntos los labios.
Amo la vida, mi vida
que sólo sueña lo que no ha sido:
mi futuro no lo acierto,
ni recuerdo mi pasado siquiera
y en el presente tan sólo sueño.
Mas quiero ser y ser contigo,
espero, puedo esperar
y ser, ser por la arena.
El viento del lienzo
anuncia, me anuncia, un sitio
y tu lejanía me proyecta hacia ti
soñándote, viéndote a mi lado.
Terminé tu retrato ayer, al atardecer.
Ahora, lo miro con todo detalle.
Me abraza el triste gesto de la lluvia
y la congoja parda de la tarde
y el humo del silencio, y tan grave
que quedo convertido en confusión.




Enrique Villagrasa


domingo, 26 de septiembre de 2010

Semana de Enrique Villagrasa





GRANADA




Luna roja
He probado el fruto amargo de tu vientre
No volveré a ver la luz del día.


Carlos Bozalongo


sábado, 25 de septiembre de 2010

PRIMERA VEZ




La primera vez es tu olor
Y el sabor de tus labios
En la sazón gozosa del verano
También es un paréntesis
Entre tu madre y un coche de línea
Que toma cuerpo en un sofá
De una casa cerrada
Con aroma a capilla y barrio obrero

Y ahora cierro el paréntesis
Y mi pierna reposa entre tus piernas
Duermes a mi lado boca abajo
Y es otra vez tu tacto
Tu calor de mujer
Apenas contenido en ese cuerpo
De niña que no aguanta
El rancio aroma de las sacristías
De las casas vacías / de las vidas
Muertas / cerradas / sin apeadero



Carlos Bozalongo


viernes, 24 de septiembre de 2010

TORRERO





Volver al barrio siempre es una huída

Mario Benedetti




Me piden que os hable de mi barrio
Que convoque aquí como si tal cosa
Las calles y las plazas
De Torrero de Venecia de la Paz
De los montes y de los pinares
Que convoque aquí
En este círculo de palabras mal medidas
El canal y las graveras
Las tiendas del barrio los hombres las hormigas
Ya que estamos quizá también
Debería hablaros del progreso
De las comunicaciones y de las incomunicaciones
Y aunque no huelan tan bien
Como para ser expuestas internacionalmente
De las chabolas de la cárcel y del cementerio
Ya puestos podría convocar hasta a la Historia
Pero sería tanto como hablar de la muerte
Y de los barrancos donde habita

Sin embargo lo mío
Francamente
Os lo confieso
No son las convocatorias
Ni los círculos mágicos
Nunca se me dieron bien
Las redacciones escolares
Ni mucho menos los panegíricos
Yo
Como ya os habrán advertido
Solo tengo de brujo lo que tengo
De aprendiz de poeta
Y es oír barrio
Y no puedo pasar más allá de la palabra barrio
Pronuncio sus letras
B A R R I O
Y es lo mismo que atreverse a decir Hombre
Lo mismo que abrir los ojos
Y encontrar que la mañana nos aguarda
Con las calles puestas
Con su afán
Con su mercadillo abierto
Con sus voces de mujeres y de hombres
Con su canto de canarios enjaulados
Y su olor a verdura y a tripas de pescado

Y así digo barrio
Y me sabe la boca a pan recién comprado
A pan caliente que exige paciencia
Que pide espera para entregarse
Para alimentar dos veces
Con la miga de las conversaciones
Y la corteza endurecida de la vez dada
Del lugar conseguido entre los iguales

Lo digo una vez más
B A R R I O
Lo repito y va perdiendo
Su arbitraria articulación de nombre
Y suena entonces como perro vagabundo
Suenan sus erres a autobús proletario
A aceras rotas
Donde la vida enseña sus dedos verdes
Suena a canteras y graveras
Suena a bullicio de bares y de mercados
Y en la o que lo cierra como un círculo
Suena
En suma
A vecindario
Escribo luego barrio
Y en cada letra hay un olor
Hay una tarde que se llenó de esperanzas

Lo leo

B A R R I O

Y descubro también sus sombras
Está lleno de nombres de amigos
Enrique César Susana
Juan Conchi Yolanda
Y tantos otros definitivamente olvidados
Está lleno de hombres que fueron
Padres tíos o hermanos
De profesores que sabían enseñar
Con ilusión y con sorpresa
Fernando Tomás
Rosendo
Poeta de guardia en el bar Valencia
Y también Luis y Koldo y José Antonio
Y está lleno sobre todo de vecinas
Que eran madres de repente
La señora Marce
La señora Tere…

Algunos se fueron
Todos se quedaron cuando yo me fui
Y hoy que los nombro
Me llenan de sombras
De nombres y rostros perdidos
Desvanecidos sin una simple despedida
Con previsión de un luego un pronto o un mañana
Porque es fácil ser hijo
Ser hermano o amigo
Ser vecino
Cuando el tiempo nos pertenece
Cuando huele y sabe y tiene piel
Y una tarde dura lo que dura una tarde
Que puede ser toda una guerra
Toda una cacería de lagartijas
Un partido una batalla
Una conversación o un beso
Un disco de Hendrix o los Cramps
Que da vueltas en otoño bajo el humo verde del hachís
O un simple paseo con olor a caramelos
Pero siempre nos equivocamos
Siempre erramos
En las cosas que más queremos
Y el olvido las ocupa y las habita y nos desaloja
Y se escapan los rostros y los nombres
Como se escapa el autobús mientras inútilmente lo perseguimos
O definitivamente nos resignamos

Pero el caso es que no puedo engañaros
No puedo hablar del barrio que ya no habito
Son ya diez años de lejanía
Puedo eso sí
Contaros cómo habita en mí
Esa república de mujeres y de hombres
Cómo Torrero cómo la Paz me llenan de calles / me hacen plaza
Cómo siguen enseñándome a ser hombre
Con dignidad de niño que aprende a ojos llenos
Cómo me hago yo mismo barrio
Cuando tomo la palabra
Por el gusto de hablar con los prójimos
Y soy entonces el cónsul de Torrero
El anfitrión de la Paz allí donde ahora soy
Una vez más vecino

Pero para que no haya malentendidos
Antes de nada quiero que conste
De palabra y por escrito
Que de Torrero no me fui
Me desterraron por libre oposición y falta de sesera
Me exiliaron de mi vida y de los míos
Me dejaron bien claro
Que no había un lugar para mí
En sus listados de vacantes y comisiones de servicio
Bien sabes tú que ahora me escuchas
Cuánto dolor había en el recuerdo de nuestra casa vacía
Cuánta añoranza de nuestros pasos por la orilla
Del canal o los pinares sentenciados
Cómo dolía no acabar de creerse
Que un día levantaríamos de nuevo nuestra casa
Y nuestros manteles sábanas y servilletas
Ondearían de nuevo
Como banderas de nuestra patria
Allí en la calle Jaén
Sobre los plátanos y los pinos del jardín del invierno
Era el tiempo entonces de la amenaza
Del sitio / de las obras como trincheras
Aún no le habían apretado el cinturón del todo
Al Torrero republicano
Bien lo sabes tú
Cuánto dolor por la aventura perdida
Cuánto dolor por no poder sumar los brazos y las manos
Empleadas ahora allí donde el buey pace
Y olvida engordando entre arriendos e hipotecas

Así que os voy a contar
Honesta y llanamente
Un poquito
Un casi nada
Lo que coge en una mano
Un manojo de memoria cereal
Del barrio que me parió
Del barrio que me dio toda una infancia
Para vivir la vida
Y añadiré un poquito
Un casi nada

Cuatro recuerdos amados
De mi juventud de la mano
De aquella que me acompaña
Y que dejó su barrio de Zaramaga
Para hacerse ciudadana del mundo
En la república independiente de Torrero

En la calle Palma de Mallorca se abrieron mis ojos
O eso creo
Al mundo
Y en la Paz de mi infancia
El mundo era la calle de Lucas Mallada
La huerta del Adobero
Y las graveras
Donde nacían cantando los gitanos
Nacían bailando

El cielo era la casa de mi abuela
Aunque en su infierno
La guerra dormía aún en el fondo de los cajones
De una tierra de hombres secos se vino
A la Zaragoza de las higueras de las huertas y las parras
Y encontró su casa sin saberlo
Sobre los huesos de su hermano asesinado
Sólo aquí en la Paz
Floreció su nombre de Rosa
Entre cuentos canciones y romances
Y al amor de su pecho endurecido
De vendedora ambulante de pescado
Sus palabras de adobe y flor de mayo
Sembraron en mi boca la poesía

Luego creció el mundo
Se llenó de caminos / de calles
Que eran ciudades o eran hombres
Oviedo La Coruña
Lasierra Purroy Lóbez Pueyo
Mis piernas crecieron recorriéndolas
Dibujando su geografía de tiendas colegios cines
Amigos y enemigos íntimos
A Zaragoza entonces todavía se bajaba
Y era toda una aventura de autobuses y de mercados
Aún guardaba el portero
La escalera hacia el cielo de la casa
Y de cuando en cuando la fiebre
Venía con su maletín de cuero
Y la aguja fría y certera del practicante
Don Rafael por más señas

Era el tiempo en fin de la peseta del remiendo y de la iguala
Pero qué fiesta de mujeres
De vecinas que una tarde
Deciden de repente reordenar el mundo
Y fríen / comparten rosquillas / hijos
Casan naipes
Cuentan chistes
Intercambian chitos
Crían canarios
Llenan el mundo de geranios de cactus y de clavelinas
De casas abiertas donde aprender
Que la generosidad es abundancia
Y que la solidaridad
Tiene las manos prestas
Aunque no haya sido proclamada
Una de las virtudes teologales

Tendría en fin que nombrar tantas cosas
Tendría que hablaros cuando menos
Del amor de mi madre
Cosiendo y descosiendo el mundo
De la hombría de bien de mi padre
De los otros padres obreros compañeros amigos
De mi tío que era una canción
Que era la alegría y la sorpresa de la mañana
De mi abuelo Germán
Que sigue vivo en mi sangre
Y también / ya los nombré
De José Antonio de Tomás
De Luis o de Rosendo
De los recuerdos más amados
Del amor con que mis pies recorrían tus calles / Torrero
De la mano de mi compañera
De la sonrisa de mi hijo Adur que llegó a respirar tu aire
De nuestra casa abierta a los amigos a los nuevos vecinos
A un futuro deseado
Pero sería tanto como hablaros del mundo
Como contaros cómo se ensancha el horizonte
Cuando alguien te escucha
Sería tanto como hablaros
De la voz que crece y se llena de voces y de jergas
De la libertad conquistada
De los labios menores
De edad enmudecidos ante la belleza
Del primer beso de la primera borrachera
Y de los ojos verdes del sexo
Que mudaba entonces su piel de serpiente en los pinares

Francamente
No hay vida para tanto
Y esto es
En definitiva
Con todos mis silencios
Con todos mis olvidos
El barrio que habita mi pecho y mis recuerdos
Os preguntaréis quizá
Por qué mi discurso
no hace mención al progreso
Por qué ignora deliberadamente
Las grandes expectativas
De un distrito residencial con puerto y centros comerciales
Por qué definitivamente olvidé los muertos
Ignoré la Historia

Qué queréis que os diga
Mis palabras son siempre así
Y ya os lo he dicho
Crecieron en mi boca
En el barrio que me hizo barrio
Y son un poco sucias
Siempre sin asfaltar
Sin aceras y sin vertido
Acabadas un minuto antes
De su inauguración pública
O permanentemente en obras
Y así como a mí me las dieron
Como un don
Así como llegaron a mis manos
Abiertas al hombre y a la vida
Así os las traigo y os las ofrezco y quiero
Que sean para vosotros
Palabra comunal
Conversación de vecindario.



Carlos Bozalongo