domingo, 6 de junio de 2010

He encontrado el lugar de donde mana la nostalgia.






He encontrado el lugar
de donde mana la nostalgia.

Aquí, a los pies de lago Inle,
bosteza el sol bajo los palafitos,
enjoya de perfilados brillos y fugaces matices
la imagen cimbreante de su sombra.
En la rizada piel del agua
al azar escondido de los peces
nacen ondas concéntricas, perfectas
(al alejarse de su centro
se entregan al temblor colectivo
de la ola de las olas que aguardan).
El vallado de juncos embellece
-línea de mar imaginaria-
lo que a separar no alcanza.
Un pescador da insólitos pasos de ballet
en el punto de fuga
de mi melancolía.
Casi ahoga la nave el buen barquero
que recoge las algas muy paciente
ahondando en el lago con su pértiga.
Cruza una barca silenciosa
cargada de tallos de nenúfares
(brotará de ellos hilo delicado
en el taller de seda).

Y más allá otra barca
avanza mansamente
plena de lentitud…
gozo de un tiempo sin deuda
y sin esperas.

No hay más rumor de fondo
que el silencio del agua en sus orillas.

He dado con el lugar
de donde mana la nostalgia.
Ha bastado un instante
de luz contemplativa
para que desapareciera
dejándome esta bendición de estar más cerca
de lo que nunca he sido:
un hombre sin recuerdos ni futuro
entregado a la paz tan fiel del lago
(que ahora bebe así mismo de mi paz
la paz que sin porqué me ha regalado).

Lago Inle, 23-VII-09




Emilio Pedro Gómez


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