lunes, 28 de febrero de 2011

RECOMPENSA


Poesía: manera de expresión, casi la más intima de todas;
una gran metáfora donde dejarte ver tal y como eres.

Ana García Mellado





para David González, POETA


no te engañes;

te ofrecen – a menudo-
el incentivo

del aplauso.

que te de
igual

que te importe
una mierda

que te sude
el coño, o por extensión
la polla.

somos viejos
-con concha de galápago-

y sabemos
de sobra

que quien se dedica
a calentarnos

es el sol.

domingo, 27 de febrero de 2011

Semana de Gsús Bonilla



Pasión





“Entra en mí”, me decías,
la mirada perdida y anhelante.
La piel como si fuera un viento de verano.
El temblor de la carne,
la suavidad caliente de tu aliento
saliendo de los labios.

Era morir en ti, caer rendido,
sin implorar piedad, contra tus pechos.
La vida estaba lejos
y el mundo detenido entre tus piernas.
El placer no existía
más allá del sudor de nuestros cuerpos.

Éramos dioses inventando el paraíso
haciendo nuestros todos los pecados,
dibujando asteroides
en la noche más íntima y sagrada.
No había licor igual a la saliva
de tu boca diciéndome: “Te quiero
dentro de mí. Dámelo todo”.

Qué importa que los días nos deshagan
los cuerpos si ahora mismo
mis dedos te recuerdan y mi carne
revive cada instante, ese temblor
que me dejaba
prisionero de ti. Y en agonía.



Rodolfo Serrano


sábado, 26 de febrero de 2011

Solos



Después de todo, estamos como siempre,
tan solos como el barco
del Holandés Errante,
lo mismo que una tarde de domingo,
igual que un niño
en el primer día de colegio.

Tan solos como siempre y tan vencidos.
Como si fuéramos César frente a Asterix
o Supermán ante la kriptonita,
o don Juan luchando
contra las estatuas
en el cementerio de Sevilla

Estamos ya, mi amor,
en la tercera fase,
cercanos sin siquiera comprendernos,
extraños como estaban
Lauren Bacall y Bogart en la Senda Tenebrosa.

Y, sin embargo -no sé como decirte-
daría la pierna que le falta a John el Largo
por volverte a tener
cuando en los cines
me cogías de la mano dulcemente
cuando Bela Lugosi sonreía
igual que yo al morder tu carne trémula
y beber de tu sangre hasta el delirio.




Rodolfo Serrano


viernes, 25 de febrero de 2011

Carta





Hoy te escribo esta carta y no sé qué decirte.
Tal vez que todavía
tu nombre me palpita
exactamente al lado de la palabra siempre.

O quizás que te echo de menos y me canso
cuando busco tu risa
por calles y relojes,
y parece que todo es como un beso largo.

Que sepas que aún, de noche,
en la alta madrugada,
me viene tu recuerdo, la redondez del pecho,
cuando mi mano
era la más exacta brújula.

Y que no sé si esto es amor o tan sólo
empeñarse en vivir en tu cuerpo y el mío
esa historia pequeña
de los grandes amores.

Por la presente quiero
decirte que los días
transcurren lentamente
y que me siento triste
en viejos aeropuertos y en las nuevas pasiones.

Al recibo de ésta, contéstame con besos
a pagar en destino.
Pero que nunca vuelva
con ese sello triste que ponen en las cartas:
dirección desconocida.



Rodolfo Serrano


jueves, 24 de febrero de 2011

Mujeres esperan, junto a mí, el autobus





Mujeres esperan, junto a mí, el autobús
Hablan de su marido y de sus hijos.
Y dicen: “mi marido” y “mi “Isabel”
o “mi Pedro” con ese
sentido de propiedad que sólo tienen
los que nada poseen salvo la sangre.
Y, luego, también dicen “mi señora”.
Y no dicen “mi casa”. Sólo dicen
“la casa donde estoy” y donde limpian
tres veces por semana.
Cada mañana se juntan y los lunes
hablan de la comida del domingo,
de los nietos
y del marido en paro ya va para tres años.

No cumplen con la ley antitabaco
y devoran, ausentes, cigarrillos y sueños,
y, a veces, reconocen que es un asco la vida
y que les duelen
las piernas y las almas. Y dan gracias
porque, al cabo, hay trabajo y así pueden
tirar con la hipoteca de los hijos.

No entienden de políticas, mas saben
que la vida es difícil y su Pedro
no estudia y nada encuentra.
Y ella le da a escondidas algunos euros todos
los sábados, que el chico
también tiene derecho a salir por las noches.
Y las demás asienten
y luego callan. Piensan
en el día tan largo que las espera ahora.
en esa casa ajena. Hasta que una murmura:
"No sé por qué los pobres
tenemos que limpiar tanta riqueza,
sin que podamos, coño, ni tocarla".
Y ríen todas y dicen: "Es la vida".
Y se dicen adiós hasta mañana.




Rodolfo Serrano


miércoles, 23 de febrero de 2011

Pan





Sube el pan. Ese pan de los pobres,
donde la vida se hace
bocado de los días, el exacto alimento
de los niños, de dios y de los hombres.

Sube el pan. Y dicen los diarios
que apenas unos céntimos.
No saben, sin embargo, que la vida
se mide en las cosas muy pequeñas:
un céntimo de pan, esos milímetros
que me separan de tus labios
o los segundos que dura
la caricia de un niño entre los brazos.

El pan es carne y sangre y es el mundo
molido y horneado,
lo que une las manos y las almas
lo que iguala
a reyes y mendigos. Es la boca
besada y deseada. La palabra
primera que aprendemos contra el hambre.

Hoy sube el pan, amor, y siento, mira,
que vivir y soñar es más difícil.
Tal vez por eso, ahora, mientras tomo
este pan con aceite,
siento un sabor divino que me llena la boca
y pienso en ti, vida mía,
alimento sagrado de todas mis mañanas.




Rodolfo Serrano


martes, 22 de febrero de 2011

No hay explicación






Las cosas –y la vida- nunca tienen
explicación posible. Por ejemplo,
no sabría explicarte
porqué, tras tanto tiempo, todavía
me viene ese recuerdo de tus labios
buscando mi saliva, ni tampoco
qué extraño mecanismo me hace ahora
sentir el mismo tacto que sentía
cuando andaba dibujando
en tu piel versos y cartas.

Estas cosas son –qué quieres que te diga-
lo mismo que el misterio
de tu risa que viene cada noche
a romperme los sueños. Como el aire
de tu paso al llegar, cuando no era
la vida más que la diferencia
de estar o no contigo y el mañana
una bola de nieve
que nunca pasaría del invierno.

Hoy que están mal las cosas
-lo dicen los periódicos-
y que busco refugio
en los días que fueron,
bendigo tu recuerdo que me hace
sentirme afortunado cuando miro
la soledad del hombre, la amargura
de un lunes, el dolor de la niebla
en el niño que espera
que suene el timbre del primer día de cole.

Hoy que veo la tristeza de la mujer del metro,
y me llega y me hiere la angustia de los otros,
no sé si recordarte como eras entonces
o dejar que la vida –y tú que eres la vida-
se me vaya escurriendo
entre los mismos dedos
que algún día lejano fueron dulce herramienta
para construir el mundo,
ese mundo que siempre nos vence y nos derrota..





Rodolfo Serrano


lunes, 21 de febrero de 2011

Vallecas





Recuerdo aquellos días cuando era
un muchacho delgado y muy moreno.
El barro y las chabolas, humedades
en la pared y el pecho. Los domingos
salíamos al baile. Fumábamos Bisonte
sin filtro. Y muchas noches soñábamos
con trabajar en la oficina de algún banco.

Era Vallecas república sin leyes. Viejo canto
libertario sin saber exactamente
ni qué hacer ni siquiera si podíamos
vivir de otra manera que de aquella
que siempre nos pareció maravillosa.

Recuerdo la cerveza al mediodía
en el bar de la calle y las partidas
al mús. Y aquellas broncas.
Las pandillas como
las de West Side Story
Y el autobús cansado cada lunes.
Y las bolsas de plástico en los pies
para que no se mancharan los zapatos.

Y recuerdo también a aquella niña
que me dio su pañuelo y el perfume
que me inundaba cada noche, cuando
soñaba con la tibieza de sus pechos.

Y, además, el dolor, las toses de los niños,
el olor a humedad que te impregnaba
hasta el hueso y la carne. La tristeza
de un horizonte sin luz y sin asfalto.
Y al viejo militante que decía
que este año moriría el viejo dictador.

Los panfletos sembrados en las calles
al despuntar el día. Y el miedo de los hombres,
las mujeres de luto permanente,
y los primeros fríos, las fiebres del abrazo,
cuando era una muchacha territorio,
maravillosa tierra no marcada
en ninguno de los mapas conocidos.

Y todo, todo eso, no ha podido
borrarlo lluvia alguna porque nunca
podrán arrebatarnos la certeza
de que a los quince años
fuimos capaces de ganarnos para siempre
la vida que latía en nuestros cuerpos.




Rodolfo Serrano


domingo, 20 de febrero de 2011

Semana de Rodolfo Serrano



EL CORAZÓN DE LÁZARO






Firme es esta voz que aúlla
con la ternura de los lobos.
Esto soy. Esto ofrezco.
No es poca cosa haber llegado a este poema.
Soy la que se levanta temprano
con el corazón de Lázaro entre las manos.

Yo soy la última canción.
Yo soy el acople.
Soy el tercer cigarro encendido con la misma cerilla.
La música sin el bar.
Soy el final.
Soy el diagnóstico.
Soy la que se levanta temprano
con el corazón de Lázaro entre las manos.

Firme es esta mirada de ojos enfangados
que sin querer tocar el cielo
llegaron a lo más alto:
llorarse con luto estético
la tragedia propia y la ajena.
Arrastrar todos los escombros.
Soy la siesta infinita de la suerte.
Soy la que se levanta temprano
con el corazón de Lázaro entre las manos.

Yo soy el libro empezado.
El último poema.
El primer verso.
La H muda.
El estertor.
Soy la que se levanta temprano
con el corazón de Lázaro entre las manos.

Soy el vértigo.
El ruido de los venenos, soy.
Soy un mapa sin leyenda.
La vértebra de menos.
La hoja roja.
Soy Eva Vaz, la pirueta de un nombre.
Soy la que se morirá aprendiendo
como se muere una.
Soy la que se levanta temprano
con el corazón de Lázaro entre las manos
y lo alimenta,
y lo envenena,
y lo consume.

Y lo ama.




Eva Vaz


sábado, 19 de febrero de 2011

CAMBIOS





Ahora salgo con chicos
más jóvenes
y me drogo mucho más.

Y ahora no me molesta
que los hombres me miren
imaginándome posible
la carne.

Me invitan a los servicios
con sus embolias seminales
y sus miserias de sábado noche.
Con caramelitos en los bolsillos.

Y todo está por hacer.
Que no termine la noche.
Que no termine esta
maldita noche.
Baila,
baila...
Que no termine esta
mentira.



Eva Vaz


viernes, 18 de febrero de 2011

LA VERDADERA HISTORIA DE LOS HOMBRES




Let's sing a songfor Hazey Jane,



she's back again in my mind.





Nick Drake, “Bryter Lyter”






Ahora sé cuál es la verdadera historia de los hombres.
Aquella noche de vinilo y rosas
una imagen de Nick Drake
calzándose su guitarra
se reflejaba en el espejo.
En aquella fiesta de estrógenos
supe qué es la generosidad.
Aquella noche supe
del titubeo de mi sexo.
Aquella noche descendimos al cielo
y bailamos…
Bailamos la noche más suave del mundo.
Bailamos,
bailamos,
bailamos hasta perder
la conciencia.

Probada su dulce fractura,
ahora sé cuál es la verdadera historia de los hombres.




Eva Vaz


jueves, 17 de febrero de 2011

YO NO QUIERO





Yo quiero que sufras lo que yo sufro
y aprenderé a rezar para lograrlo.





José María Fonollosa







Yo no quiero que sufras
lo que yo sufro.
Yo quiero que sufras
más.
Yo te quiero más roto
que yo.
Más desguazado
que yo.
Yo quiero que el dolor
te destroce el esternón.
Que tengas que luchar
a todas horas
por sobrevivir sin ganas.
Que no soportes
ser el hombre más miserable
del mundo
por quererme a tu lado.

Yo ya lo sufro.

No quiero que me odies.
Odiando se hace más fácil
la ausencia.

Yo quiero que sufras
lo que yo sufro.
Yo quiero que te asfixies con tu llanto,
que no encuentres paz
en ningún sitio.


Que no soportes el peso
de tu cuerpo
sin mis dedos.
Yo quiero que el miedo
no te deje dormir,
como un dolor insomne.

Yo ya lo sufro.

Yo quiero que sufras
lo que yo sufro.
Yo quiero que vengas,
rogando en silencio,
muerto de miedo, inseguro,
que vuelva contigo.
Que sin mí, tus días
son estertores.
Como mi pésame diario.

Dime que sufres lo que yo sufro.

Y dímelo llorando.




Eva Vaz


miércoles, 16 de febrero de 2011

LA BANCA DEFRAUDÓ 236 MILLONES DE EUROS A LA SEGURIDAD SOCIAL












Mi madre murió
en el cielo de un quirófano.
Yo sé cuánto frío...
Sé como te lo quitan:
respirando,
respirando...

El limbo debe de ser eso.

Mi madre murió allí.
Tenía las arterias demasiado pequeñas.
Mi hija nació allí:
resbaló por la plancha
helada
y la sentí como un abrazo
a mi madre muerta.

Mi madre tenía las arterias estrechas.
Ahora sé por qué tenía
el corazón tan frío
y la mirada glacial.

Mi madre estuvo esperando
dos años,
con el frío en los ojos
y el corazón aterido.
Con mi incomprensión
implacable.
Dos años esperando una
desembocadura amplia
para su corazón de piedras.

Pero no hubo un salario
para un cirujano
que le quitara la escarcha a mi madre,
que aligerase su turno en una lista
con muchos nombres



y muchos números,
con muchos hombres vivos.

Luego me contaron que yo estudié
con ese salario que no se dio.

Pero no me sirve la Filosofía
para dilatar
las arterias de mi madre.
No me sirvió ese salario
para comprender la estrechez
congénita
de sus arterias.
La causa de su frío.

Mis arterias también son débiles,
madre,
y a veces tengo los ojos nevados
y el corazón de hueso.

Y ahora no sé qué hacer
con todo
lo que no te dije.
Podría habértelo confesado
mientras respirabas
tu propia muerte
y perdías el frío.
O en un poema como éste,
que me abrigue la conciencia.

La cría duerme,
madre,
se parece a nosotras.
Se llama Eva.








Eva Vaz





martes, 15 de febrero de 2011

PODER







Al profesor de metafísica
le ponen las niñas
de primero.

De todas, hay una con
un lunar
sobre el labio.

Se masturba a menudo
pensando en el lunar
sobre su sexo.

Ella comienza a frecuentar
el despacho de él.
Y se comienzan a follar
como animales.
Él le ruega
fantasías asquerosas.

Al final del curso,
ella conoce su pene
mejor que a Hegel.
Y él comienza a pensar
ese lunar de ella
sobre los sexos de otros
profesores.

Comienza a odiarla.

Le exige,
ahora,
un buen trabajo
sobre Hegel.




Eva Vaz


lunes, 14 de febrero de 2011

PARA GRITAR





Mi madre siempre deseó
una parcela en el campo:
"Descansar
es invertir en calidad de
vida".

Para su último hogar
improvisó un alquiler
de cinco años y flores de
plástico.

La muerte también tiene
fecha de caducidad.

Ha vencido el alquiler
y mi padre le ha comprado
su propia parcela en el campo,
en el pueblo.

La muerte también entiende
de clases.

Vuelven a encontrarse,
por arte del negocio inmobiliario.
Su última cita,
en el paraíso del cementerio municipal:
mi padre asiste al siniestro desnudo
de huesos desordenados.
Y el anillo de matrimonio.

Su esposa, mi madre,
en una paz brutal como nunca tuvo.
Todo en una bolsa de plástico.
Sin más mística:
el espanto en una bolsa de basura.

Mi padre volvió a sentar
a su amante
en el asiento del copiloto.
Con cariño. Con la tragedia
instalada en el volante.
Con arcadas. Con amor.

Depositó la bolsa,
como el que regresa del supermercado,
en la propiedad,
en una bolsa de basura
de plástico.
Tantas bocas viven
de la muerte.
Hasta mi poema vive de la muerte.
Mi ego liba de tu muerte.

Perdóname,
mamá,
has tenido una nieta.




Eva Vaz


domingo, 13 de febrero de 2011

Semana de Eva Vaz





MALABARISTAS




Si sólo se perdiera la cabeza,
enamorarse no sería trágico.





Alejandra Sirvent



Tras los abrazos y los besos,
las noches, los hoteles, al volver a encontrarnos
no sabíamos nunca de qué hablar.
Un día me dijiste que yo me aproximaba
a ti como el que intenta recomponer los trozos
de una pequeña ánfora rota.
No hace falta -decías-, soy muy fuerte. Y te tocaba
temiendo aún abrir llagas como cuchillos,
una Alejandra pálida, sorda como un reproche.

No sé de quién quería protegerte.

Han pasado los años y no te he dado nada
salvo palabras, y a veces ni eso.
Quizá esperabas que me enamorase
de ti. Bueno, lo hice,
con un amor que es un secreto a voces:
ruido de ágiles dedos recorriendo el teclado,
pidiendo todo. Me escribiste: ¿Qué quieres de mí?
¿Mi alma, mi mano?
En cierto modo tú fuiste el primero. Y yo asentía,
graznando: todo, todo.

Y me acuerdo de ti y de nuevo estás desnuda
como un pañuelo, y eres libre y morena, una isla nativa,
y tan hermosa que me duele el pecho como si hubiera hecho algo muy malo.
Somos dos novios. Y tú no pudiste
ni quedarte a dormir. La ropa era una cáscara.
Nos tronchamos de risa delante de dos copas.

Ahora tal vez no tenga ni tus correos, ves:
no supe protegerte.

Pero ni los veranos despiadados ni los sórdidos tigres -su horror blanco- tienen parte en lo nuestro.
Somos a un tiempo espectador y mago uno del otro,
y habrá más camas y más copas y
millones de palabras.

Soy un animalito muy doméstico.
Venga, sonríe,
mi chica fuerte.





José Luis Piquero



sábado, 12 de febrero de 2011

ALICIA YA NO VIVE AQUÍ





Se busca a Alicia. Descripción:
pequeño cuerpo, tetas como niños dormidos.
En su culo anidaba nuestra felicidad
y en su cabeza todos los errores.

Se la busca. Yo no sé qué es más cruel:
si sus ojos cerrados en la gran madrugada de canciones,
si su regazo, pulpa democrática sobre la que jadean
-arf arf- perros y viejos.

Dulce Alicia: menuda cabraloca.
Pero yo la he querido, oídme, y ella a mí un poco menos.
Me llevaba cogido de la polla por el pasillo, igual
que una nanny perversa a un niño lujurioso,
y yo feliz, feliz.

La sucia colegiala ha arrojado los libros
y ha salido corriendo. ¡Dios, cómo corría!
Lo que es por mí no la atraparán nunca.

Alicia, en ti he dejado mis huellas dactilares:
¡ponedme las esposas! El guardián
se ha vuelto loco y ella ríe, ríe.
A tu salud cualquiera se emborracha lo menos una vez,
y eso que no eres buena, y qué más da.

Se busca a Alicia. Descripción:
la curva de su espalda un cristal empañado,
piernas que tienen maña para oprimir el mundo así y así.
Su precio, lo que lleves
en los bolsillos.







José Luis Piquero


viernes, 11 de febrero de 2011

RAQUEL







Raquel, ¿qué te ha pasado
por la cabeza? Puede
que una de esas canciones de niños, tralará,
o quizá algo que no dijiste a tiempo
y que ahora no recuerdas.
Cosas que ponen triste. La tristeza,
la Puta,
se te ha prendido en las mejillas
como una araña.

Yo prefiero pensar en ti bailando,
en mi casa, no hace mucho de eso, y te aseguro
que tu sonrisa era la más bonita de la tierra.
Parecías un vaso o una fruta
hacia los que se alarga lentamente la mano:
algo para aprenderse de memoria.
Y sin embargo aquel no era tu sitio, ahora lo sé,
en esa desdichada felicidad de quienes lo dan todo y nunca hacen preguntas.
Raquel, eras un ángel que follaba y bailaba y bebía cerveza,
pero los hombres nunca
te han tratado muy bien.

Lámete esas heridas, nenita, cógeme el teléfono.
El veneno del mundo te ha mojado los labios.
Sé sencilla.
Todos los hombres te desean pero
qué flores tan extrañas, ¿no es verdad?

Tú y yo sabemos tres o cuatro cosas
que dan para vivir
y nunca cometimos el error de acostarnos.
Raquel, quédate quieta entre las flores
e intenta ser feliz. Lo que hacen todos.







José Luis Piquero


jueves, 10 de febrero de 2011

CUATRO







Haz el amor con todo lo que sabes.

Jaime Sabines




Esta noche los cuatro
nos damos libremente, como obsequios.
Ya no somos parejas y formamos
un círculo perfecto.

Un placer sin palabras,
algo así como un juego de calor,
mas con las mismas mañas
del amor entre dos.

Y el latido de manos y de bocas
con su idioma de sed:
en cada piel absorta que se posan
tocan un corazón bajo la piel.

Sobre este cuarto ha descendido el mundo,
la luz intacta de la vida breve
envolviéndonos juntos
mientras la noche afuera dura y llueve.

No volveré a estar solo.
Después de haber amado así, la muerte
no me tendrá del todo.





José Luis Piquero


miércoles, 9 de febrero de 2011

FRÁGIL







No es nada: sombras.
Debes haber soñado.

No eres la niña desaparecida,
las ondas en el agua.

Tus células, lamidas por el dios, de pronto ignoran
su idioma: la sinapsis. ¿Qué es ese balbuceo?
¡No lo escuches!

Flotabas mansamente en tu sopa nutricia
y tu fragilidad hacía llorar.
¿Quién hubiera previsto esta sed de venenos? No hay antídoto
que pueda devolverte la inocencia.
En ti se están cebando los insectos,
sucia de hojas, enterrada viva.

Y aquí estoy yo diciéndote que no te pasa nada, conteniendo
tu vagido de niña que acaba de nacer.
Oh, enemigo:
podría ser el ángel que te salvara si supiera cómo.

Poco a poco el sosiego: la mudez
y este cansancio atónito como si hubieras muerto de un orgasmo de pánico.
En tu cuerpo, donde el lorazepam
ha dejado su rastro con dulces lametones,
la vida sigue ahora su curso inexorable.

Has estado muy lejos. Vuelve a ti.







José Luis Piquero


martes, 8 de febrero de 2011

WAKEFIELD







¿Estás ahí? La casa te ha expulsado
de nosotros, igual que un estornudo.
Si cruzara la puerta ¿dónde te encontraría?
A lo mejor estás en el jardín,
sonando como el agua. Si cerrara los ojos
¿sabré escuchar lo que no ven los ojos?
El roce del vestido, el corazón latiendo,
la intemperie.

Estás pero no estás.
Eres la parte más densa del aire cuando se hace de noche
y muevo en ti los brazos para no dar contigo,
cáscara de la casa.
Las ventanas
no conocen tu busto, y llueve, llueve.

La soledad es eso:
el hilo de la araña que va estrechando el mundo.
La puerta está cerrada como un féretro
y la luz encendida.







José Luis Piquero


lunes, 7 de febrero de 2011

ENTREVISTA CON EL GOLEM







¿Razón de ser? No lo he pensado mucho.
Ha de haber algo más que estas tareas
mecánicas: la casa
la hago en un plis-plás.
Los poemas, tal vez. Se me desprenden
como costras de barro.
Por algo tengo siempre la palabra en la boca,
pero no estoy seguro de ser culpable de ellos.
Hay una voz. El alma es un asunto
sobre el que no nos hemos puesto de acuerdo aún.

Mi infancia... Siempre digo que la tuve,
contra toda evidencia.
Me acuerdo de un cachorro junto a un estanque.
Lo tenía en las manos, hacía sol y las hojas
olían como libros. No sé qué pasó luego.
El agua estaba pálida.

No, no estoy triste, siga.

Ah, eso... Me resulta muy penoso.
Uno desea dar amor y no mide sus fuerzas.
De pronto te despiertas y oyes llorar y te miras las manos
y después huyes, huyes.
Todos nos refugiamos en los otros, como alegres tumores,
estirando los brazos, rompiendo cosas,
esperando el castigo.

¡Qué pregunta! Nunca he matado a nadie.
Pero calle. Esas voces, los poemas... No quiero escuchar más.
Tal vez un día
alguien se atreverá a quitarme la máscara, a taparme la boca,
y habré de rendir cuentas pero
ya nunca volveré a estar tan cansado.

¿Que si doy miedo? Bueno.
Esa es mi obligación.







José Luis Piquero


domingo, 6 de febrero de 2011

Semana de José Luis Piquero







Y ser árbol



Voy a tener que enterrarme
de cintura para abajo el cuerpo.

Y ser árbol.

Abandonar esta pesadez de asfalto
colgando lastre de mis tobillos.
Abandonarme piernas... ¿para qué os quiero,
tan arrastradas hasta las fronteras de la tarde?

Han de estirarse estos dedos de raíz
hacia las tripas ocultas del mundo,
y quedaré quieta, sorbiendo savias
como regalos de la sabia tierra para mí.

Voy a tener que dejarme ver sólo el talle
prescindiendo pudorosa de mis pies.

Y ser árbol.



Elisa Berna


sábado, 5 de febrero de 2011

YA ANTES TE HABÍA CONTADO TODO ESTO




Ya te expliqué que no venía sola,
con mi carga a la espalda de disfraces.

Con el lastre caduco de la derrota
-ya te había contado-
que impide a veces huellas limpias
y frases que no nazcan de la memoria.

Ya te conté que me acompaña el sueño
una presencia antigua que no desiste.
Y el murmullo lejano de voces
-te había dicho de esos garfios oxidados-
que se estrellan en la conciencia.

Grilletes feroces de errores,
borrones de tinta sobre las fotografías.
Ya antes te había contado todo esto...

Y te quedaste.



Elisa Berna


viernes, 4 de febrero de 2011

TUVO QUE LLEGAR LA LLUVIA




Tuvo que llegar la lluvia
con su fardo de agüeros y su otoño
prematuro.

Tuvo que emerger el frío
desde el centro de la hoguera
para que añoraras el estío
y comprendieras al sol.

Ventana de hospital.
Cristales en los que la memoria
a gotas se va llegando.
Troncos de roble
a los que amarrarse fuerte
mientras huye la noche con su miedo.

Podría estar aquí acariciando una mano inerte,
y sin embargo,
tuvo que rozar la muerte tu mejilla
para comprender al sol.



Elisa Berna


jueves, 3 de febrero de 2011

Columna de humo





Columna de humo.

De mi cabeza al cielo
un mundo lleno de imágenes.

A veces no sé qué escribo
pero lo emito y responde
un furtivo receptor atento.

Señales
-vagas como el humo-
asoman su perfil al otro lado
de una llama insomne.




Elisa Berna


miércoles, 2 de febrero de 2011

ARRÍTMIA




Se escapó de las sábanas
-sin yo quererlo-
un bostezo anguloso.

Tiene esta mañana la cadencia
de graznidos huyendo de hemisferio,
como si se hubiesen arruinado las concordias,
los convenios fracturados por mitades.
El compás se escabulle entre líneas
discontinuas que separan los carriles...

Carecen de ritmo los pasos
dormidos de los niños al colegio.
Y el café se hace largo.
Y se atoran los segundos a empujones
bajo saetas que perdieron su criterio.

Hay declaraciones de amor impresas
en aceras de escorchados adoquines.

Y todos tropiezan.
Más pasan de largo.



Elisa Berna


martes, 1 de febrero de 2011

Y DIBUJAR CABALLOS DE MADERA...





(Para mamá)

Tiritan las hojas de la memoria.

¿Qué quedó del rostro perplejo
sino una sombra de años durmientes?
Quién pudiera volver a la tersa frente de los niños
y dibujar caballos de madera...

Tiritan
uno a uno los recuerdos
evocados en retinas transparentes.

Y te veo.
Fresca de dolores,
vacía de inviernos.

Y me veo llamándote en la tarde,
como un rugido
de carbones crepitando y chimeneas.

Oscila todo en el péndulo del tiempo.
Menos tu mano fuerte.




Elisa Berna