domingo, 10 de julio de 2011

Pidiendo excusas





Pidiendo excusas por su altiva estampa
regala el monte un senderillo umbrío
alfombrado con mimo hospitalario.
Un eco amortiguado del arroyo
sazona hierbas, flores, matorrales,
arbustos, cavilar del caminante.
¡Cuánta vida al abrigo de la fatua
exhibición del sol, del espectáculo
del valle entero en brillo sustentado!
Pero cuidado: cada paso es guerra.
La sombra es fuego, lo mullido tiembla.
Cada gusano acecha, cada insecto,
cada espina. Sin ley, bulle el sendero,
ajeno y aun hostil al caminante,
receloso del raro personaje
que encuentra en la fatiga su recreo.
A su aire, entreverando contraluces,
tercia la mariposa, proponiendo
su propio ejemplo de vagar sin tino:
¿No es rara toda vida? Y aletea
dejando solo en su inquietud al mundo.



Mariano Anós


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