miércoles, 27 de julio de 2011

En ese silencio









En ese silencio, los cordones de los zapatos cruzan los orificios
de las orejas,
la cisterna del water deja caer la catarata del Niágara, un estruendo
que no llega a romper ese maldito mutismo...
Soplo la vela, recojo mis pendientes , cruje el suelo y a la persiana
le da un espasmo.
La cremallera de mis botas ha sesgado el dormitorio.
A mi espalda suena el cinturón de los vaqueros, la despedida.
Piso el papel de un bombón y dos besos.
Y desde la otra habitación, a la que ha ido a buscar no sé el qué,
me abraza, me retira el pelo y le dice a mi cuello que las princesas
rubias se quedan sordas al amanecer.




Isabel Izquierdo






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