viernes, 19 de abril de 2013

(no hay casualidad que no te nombre)




una mano alcanza los fracasos,
aprieta con las uñas sus extremos,
como lenguas vegetales y mohosas
en las gargantas de los ahogados,
la otra, extiende los dedos hacia la ventana,
a b r i é n d o l a

no hay piedras que el viento no erosione,
ni puertas cerrándose en su estruendo,
como respuesta al miedo en los ojos de los niños

fuera, las calles calientes vibran bajo los zapatos,
respiran las alcantarillas en bocanadas de humo,
ocultando las paradas de autobús, los improvisados paraguas,
los restos del placer en la arruga de la cama de un primero

más allá del mundo creciendo en el marco,
agrandando la casa hasta hinchar nuestras paredes,

p e r m a n e c e s

y los fracasos ya no son,
porque todo es,
como aquella canción de lunes



Eva R. Picazo

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