domingo, 3 de noviembre de 2013

En mi defensa



En mi defensa diré que me dejé llevar por el viento.
Aquel día se desnudó de madrugada y el mundo apagó la luz.
Ambos sabíamos que crecía otoño en nuestras hojas, que el amor
es un plato breve y exquisito, un instante de piel enredada.
Puedo decir, en mi defensa, que la silla alojaba mi espera y tu tacto
imprevisto. Habías besado de aire mi boca sin existirnos, un
presagio de sombras cruzadas en los días callados.
Nos existimos en el viento inaudito, entre las paredes del mundo
apagado. Nos hicimos primavera en versos escritos de piel.
El mundo encendió la luz. La silla guardó silencio.
Seremos otoño otra vez.


Diana Álvarez

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