domingo, 30 de julio de 2017

TRAGEDIA




Cuando el paciente supo que tenía cáncer pancreático, lloró profusamente durante un cuarto de hora, pidió permiso para lavarse la cara, secó su dolor en la toalla, le dio un abrazo a suoncóloga, 
anotó el inicio de la quimioterapia, se calzó el gabán, salió de la consulta, sacó el iphone, 
buscó el wasap, en él un Norte: Nerea y escribió sin mentir: 
«todo ha salido bien, cariño, no temas, estoy enfermo de vida.» 

Diez minutos más tarde ella tiñó el mundo de color azul (aviso de lectura) y le envió una cara con un beso en la boca dentro de un corazón. 

Él subió al autobús y al pasar por el parque recordó que Nerea, entonces, ni siquiera le hablaba. 

Entonces. 

Sonrió al observar a un niño bajando un tobogán y supo que el amor, como los críos, es una bella entelequia que sube toboganes (con frecuencia falsos) y a menudo los baja. 

«Estoy bien, cariño. No pasa nada. Te quiero mucho, amor.»



Daniel Izquierdo




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